PENSANDO
Mi reflexión de inicio de año

Al iniciar el año, los deseos de prosperidad no se hacen esperar; pero debemos tomar en cuenta que la prosperidad no sobrepase en nuestro corazón más de lo debido. Así evitaremos deprimir nuestra mente cuando la fortuna material no nos alcance.
Soportar la adversidad para todos es difícil, pero tener templanza en la prosperidad es sabiduría.
El equilibrio en el bien y el mal te probarán en el conocimiento de tu constancia, porque aceptando con equilibrio lo positivo que te traen los días, sabrás manejar lo malo que es inherente a la vida misma.
Cuando seas víctima constante de la mala fortuna, pero invencible en la desgracia, estarás abriendo el camino al triunfo.
El triunfo y la felicidad producen envidia hasta en nuestros seres queridos, pero en la adversidad las buenas decisiones nos llevan a la supervivencia.
Frente a la adversidad, el hombre se ve abandonado por los demás; entonces, pensemos que nuestras esperanzas están cifradas dentro de nosotros mismos. En cambio, en la prosperidad el hombre se siente seguro y amado por todos; no ve el peligro, se confía y al fin, lo engañan con facilidad. No permitas que la adversidad te quite las esperanzas, ni tampoco dejes que la prosperidad te nuble el camino hacia la prudencia. Iniciemos pués este nuevo año consciente de que las adversidades que dejamos atrás nos dejaron un saldo de experiencias capaces de solucionar los nuevos y malos obstáculos que la vida nos reserva y no pensemos que las realizaciones que logramos en tiempo atrás serán solo realizaciones, sino nuevos desafíos en nuestro crecimiento.
Lo que particularmente he vivido al frente de mis funciones me ha fortalecido frente a la mezquindad, la traición, la mediocridad; de aquellos que piensan que solo mis inquietudes las solventan una posición pública.
En el constante crecimiento espiritual es saludable separar del camino a aquellos que hacen de su resentimiento el diario vivir de sus penosas acciones. Al iniciar el año, no hay mejor estímulo que apartarnos de todos aquellos que se sientan bien en sus miserias, porque jamás tendrán la oportunidad de caminar por el sendero de la transparencia en la toma de decisiones con independencia de criterios. Reflexionemos pues en el poder de la templanza para vencer estos obstáculos.