En la diana
Ante la pertinencia y relevancia de algunos comentarios y observaciones a la última entrega de esta columna, el autor se permite repetir, sin editar, lo publicado hace exactamente un año. Aquí va.
Primer Tiro A pesar de las reiteradas y exageradas expresiones de preocupación por el tema del endeudamiento público, la realidad es que la deuda pública consolidada todavía no ha entrado en una senda de insostenibilidad, pues los títulos representativos de la misma tienen una altísima demanda. Pero la rigidez del gasto público, la permanencia del subsidio a las empresas eléctricas, la inelasticidad de la presión tributaria, el aumento de los precios del petróleo y de las tasas de interés en Estados Unidos, son factores que en el escenario actual dificultarían en extremo el ajuste necesario para colocar el indicador de sostenibilidad de la deuda en una trayectoria descendente. Si además se toma en cuenta la incidencia del déficit primario permanente en el crecimiento de la deuda, y que la inversión pública pierde cada vez más peso frente al pago de intereses (para el 2017 los pagos de intereses son mucho mayores que el gasto de capital total), entonces se concluye que un acuerdo que ponga en vigencia el pacto fiscal y el eléctrico es una tarea urgente y prioritaria.
Segundo Tiro La generación de un superávit primario permanente (suficiente para cubrir totalmente el pago de los intereses de los bonos de la capitalización del Banco Central), y la eliminación del subsidio al sector eléctrico deben ser los objetivos fundamentales de ambos pactos. El aumento de la tasa de interés en Estados Unidos y una alta participación de tenedores no residentes de títulos de deuda pública aumentan la urgencia de obtener los resultados esperados de los pactos mencionados, pues en el escenario, de no hacer nada, las agencias calificadoras de riesgos podrían degradar las perspectivas de la economía doméstica. La sostenibilidad exige que el Gobierno demuestre que tendrá capacidad para hacer frente a los vencimientos de los pagos de la deuda actual. El Plan Nacional Plurianual del Sector Público 2012-2016 acaba de perimir, y se debería aprovechar la oportunidad para que el próximo Plan a publicarse incorpore los pactos fiscal y eléctrico al marco macroeconómico, y al marco fiscal de mediano plazo contemplado en el contenido de dicho documento.
Tercer Tiro La sostenibilidad fiscal a proyectarse en el Plan Nacional Plurianual del Sector Público 2016-2020 debe incluir el déficit cuasifiscal del Banco Central. Son muchos los economistas y analistas que no incorporan el aporte de la política monetaria a la sostenibilidad de la deuda del Sector Público No Financiero. No evalúan los efectos de un tipo de cambio estable y competitivo, ni de una tasa de interés que no excede el nivel requerido para mantener controlada la inflación. Una reprogramación del plazo de capitalización del Banco Central es necesaria para hacer compatible la sostenibilidad con lo que razonablemente se debe esperar del pacto fiscal. El Gobierno puede y debe demostrar que dicho pacto producirá un aumento significativo en la eficiencia y transparencia del gasto público. Los avances logrados en el Proyecto del Nuevo Sistema Presupuestario Dominicano pueden garantizar este resultado. A cambio de la transparencia y la eficiencia, la sociedad debería aceptar la racionalización de las exenciones impositivas, pues el sistema tributario no soporta aumento de tasas.