Le sacan los pies a Los Verdes

Repentinamente a Los Verdes se han sacado los pies. Aparentemente el soporte económico subterráneo, que espontáneamente se ha hecho público, afirma que ya no más. Ni un chele irá de las manos empresariales a los protestantes contra los manejos gubernamentales.

Ahora resulta que los financistas de las protestas esperanzadoras se han percatado que ese movimiento va en malos pasos. No son de la estatura empresarial. Que por ahí no es el camino. Les atribuyen estar en malos pasos y su futuro, por eso mismo, es peligroso. Temen, que caigan por el acantilado de la aventura y los arrastre con ellos.

Se afirma que quien paga pone la mesa y se sienta en la silla principal. Esto significa que los empresarios que antes subvencionaban a los que subvertían, abandonan la práctica de poner grasa en la maquinaria para que se atasque. Aparentemente los dejarán al garete. Los recursos económicos son la sangre de todo. Las protestas se organizan y se movilizan con dinero. Si carecen de apoyo financiero podría ser la muerte de la campaña contra la corrupción. Este extrañamiento empresarial conduciría a la extinción de Los Verdes. Cierto que hay espacio para una conclusión tan tajante.

Pero no es tan sencillo el epílogo de la trama. Hay que bucear más profundo.

De entrada se anota que Los Verdes niegan y reniegan del aserto empresarial. Alegan que nunca han recibido tal apoyo y que seguirán adelante. Aún existen condiciones objetivas para protestar. Pero es triste concluir que de sueños no se vive. Los que se han convertido en agitadores de los “intereses populares”, han recibido un privón en el estómago que los deja sin aliento. La mano oficial es de los pesos pesados. El lado gubernamental se ríe con las muelas de atrás y con una absentista mudez pregona que Los Verdes volaron mucho para ser pichones. Hay que frenar esto ya. En ningún momento me voy a preguntar por qué hubo finanzas orientadas a la subversión, quienes fueron las torpes ideas de pedir la renuncia presidencial o de los jueces de los altos tribunales. Jugar a la política es de políticos. La presión contra la corrupción fue tornillo que pasó de rosca y dejó de sujetar el intento primario.

Querer parar la reelección de Danilo con zancadillas y oponerse a la entrada de las plantas de Punta Catalina requerirá de otros manejos, o mantener el apoyo más clandestinamente.