Opinión

ORLANDO DICE

La sesión permanente

El PRM pudo declararse en sesión permanente y salir a las calles a levantar el fervor de dirigentes y miembros teniendo como propósito y meta la convención ordinaria. La principal tarea de este partido debe ser mostrarse moderno y renovado, y no puede ser moderno y renovado si no asume una plataforma política e ideológica más consciente y coherente y pone al frente caras nuevas. Que las tiene, y cargadas de futuro.

Vale lamentarse desde fuera que no entienda la situación ni aproveche la oportunidad, que no siempre se repite o espera. El PRM, sin embargo, hace lo contrario, o no apropiado. Se declara en sesión permanente y recorre local por local (barrio, zona, región, pueblo) en defensa de los compañeros, incluidos en el sometimiento de la Procuraduría por el caso Odebrecht. Convoca por convención, habla de convención, pero es una manera de atraer la gente y convertirla en audiencia cautiva. La concurrencia no es mucha, pero suficiente. Los perremeístas por fin se sienten en política, y los más confiados apuestan al contagio…

GENEROSIDAD DE OTROS.- Nadie puede negar nobleza a la defensa que hace el PRM de sus compañeros encarcelados, pues la solidaridad es humana, y humana se queda. Solo que una cosa es lo humano y otra lo político. El PRM no solo se solidariza, sino que reivindica inocencia.

Juzga sin montar tribunal y absuelve sin apelación.

A lo hecho, pecho, dice el refrán, aun cuando no sea la mejor estrategia. Un colectivo, el mayor de oposición, corriendo el riesgo de dos o tres de sus dirigentes en un proceso sobre el que no tiene control, y que como ocurre en estos casos, el tiro podría salir por la culata. No hay encuesta que lo revele o sustente, pero la percepción resuelve entretanto. La dirección del PRM está convenciendo a los convencidos, y contrario a lo que cree, en vez de actuar a la ofensiva, lo hace a la defensiva. Salió al rescate, pero podría quedar de rehén, pues la suerte de los suyos y la propia dependen de la generosidad política de otros… El discurso inicial del PRM fue de denuncia. El gobierno se propuso eliminar la oposición porque el presidente Danilo Medina busca reelegirse en el 2020. Sin embargo, poco a poco se producen variaciones desiderativas y alentadoras. Ahora dice que el gobierno falló en su propósito, ya que en vez de disminuir a Moderno, o desanimar su militancia, acrecienta su fervor y el ánimo de lucha.

La vieja consigna maoísta de sacar algo bueno de lo malo. Habría que ver, y ver en detalles, pues a veces lo denso confunde por lo pardo. Y la circunstancia no siempre es la mejor: excesivo calor, local cerrado, poca ventilación. La deshidratación pone al más bonito a decir cosas feas, o que por lo menos no se corresponden con la realidad…

LOS CONTESTATARIOS.- La unidad, por ejemplo. Existen voces disidentes, contestatarias, que no aprueban la política oficial. Que están de acuerdo con la solidaridad a los compañeros, pero no con que se reivindique su inocencia o que se vaya más allá del respaldo formal. Tampoco puede conocerse la profundidad de estas reacciones, pues hasta ahora son muy contadas y no dan la impresión de que haya todo un movimiento. Además, resulta de lo más natural que entre perremeístas ahora, o perredeístas antes, se lleven la contraria. Sería, sin embargo, un estado de situación. La medida de coerción contra Andrés Bautista, Alfredo Pacheco, César Sánchez y Roberto Rodríguez, no tiene que ser un factor de división en el PRM, pero tampoco de unidad.

En todo caso, y en eso no hay duda, la suerte de ese partido depende de que los seguidores de Hipólito Mejía y Luis Abinader sepan contener o desatar sus iras…

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