PENSANDO
“Credibilidad en la justicia”

Titulo Principal La manipulación desde el poder político y empresarial, asociada a las mafias organizadas sobre el poder judicial, es la mayor conspiración que se le puede hacer a la conquista de un sistema de derecho. La perversidad de controlar la justicia es el peor atropello que se puede cometer al ciudadano sumido en la incertidumbre, que espera tener la protección de un espacio donde la correcta administración de justicia lo haga sentirse respetado en sus derechos y valorado en su igualdad como ciudadano. La práctica política no debe ser perversa sino reivindicativa y garante de las aspiraciones legítimas de libertad, progreso y equidad social del ser humano. La vocación dictatorial nace en la proclividad de controlar la justicia para aupar y consolidar la corrupción. La familia, célula constitutiva de la sociedad, vive los embates más inescrupulosos de una administración de justicia que no ha creado los precedentes impostergables de responsabilidad jurídica, frente a los casos de corrupción más bochornosos que sufre nuestra sociedad. Los países crecen moralmente cuando defienden con transparencia el proceder de las generaciones por venir, dando ejemplos de respeto al erario para así garantizar el equilibrio del Estado en el uso del patrimonio de todos. Entendemos que el gran reto de los dominicanos es luchar por el saneamiento de la justicia, para lograr un sistema de derecho desde donde el más rico, hasta el más humilde servidor, sean iguales ante la Ley. Recuperar la credibilidad de la justicia es el camino para alcanzar una mayor seguridad ciudadana, ejecutando el castigo ejemplarizante contra los que le han fallado a la sociedad, echando en sus bolsillos los sueños de progreso de la mayoría de los dominicanos; un progreso que debe estar matizado por la limpieza y transparencia en la forma de adquirirlo. Cuando no hay credibilidad en el estamento judicial, la democracia como sistema de defensa de las libertades públicas se ve amenazada por los conspiradores que la han corrompido. Nuestro Presidente tiene la gran oportunidad de sanear el Consejo Nacional de la Magistratura y así crear un precedente de independencia para beneficiar a todos los ciudadanos y desde el ejecutivo mantenerse cauteloso de su correcta administración. ¡Yo confío en el Presidente!
