Opinión

ORLANDO DICE

Hipólito y Abinader

NÚMEROS ASOMBROSOS.- Cada vez que Hipólito Mejía sale con una de las suyas, dejando entrever la posibilidad de presentarse como candidato a la presidencia, o dando por seguro que buscará la ñoña, Luis Abinader, como muchacho organizado, abre la alcancía en que guarda sus encuestas. No tiene capital suficiente, pero sigue ajuntando y de ahora a entonces cree poder echar el pleito con ventaja. Los números que da son asombrosos, y es mejor no repetirlos, aunque sí dar cuenta un hecho incontrovertible al día de hoy. A nivel de organismo tiene dominio casi absoluto del PRM. Lo de liderazgo es nominal, y puede concedérselo a Mejía, pero en cuanto a control del partido nadie discute su hegemonía. Incluso hay un chisme que es madre de muchos otros chismes. Los más ardorosos de sus seguidores proclaman en los locales que “ ese partido es de los Abinader ”, recordando que la matriz fue la Alianza Social Dominicana...

ASÍ NO ES LA COSA.- El problema de Hipólito Mejía (si puede considerarse problema) es que habla de sus aspiraciones en medio de una batahola. El Carnaval de La Vega, o saliendo de un juicio en que se conoce su demanda a un senador del gobierno. No son lugares apropiados, ni tampoco las formas. Los observadores o analistas políticos no pueden asumir como serio lo que parece relajo. El aspirante no tiene que andar con truño, y Mejía menos, pero rompe los esquemas cuando trata asuntos de tanta importancia -- como una candidatura presidencial -- muerto de la risa. El ex mandatario está tentando a ver, tomando la temperatura al fuiche de la gallina, como hace el campesino para saber si pondrá o no huevo. Ahora dijo que no hay reemplazo de liderazgo, y parece que ya no duerme con encuestas debajo de la almohada...

REACCI”N, RESPUESTA .- Ese último pronunciamiento de Hipólito Mejía tiene más de reacción o respuesta al anuncio de Luis Abinader en el Líbano, que de cualquier otra cosa. Es verdad que se reúne con su gente, como hizo recientemente en la provincia Santo Domingo, pero más que iniciar campaña lo hizo para calmarlos, pues la desesperación cunde, aunque no llegue al pánico. Los seguidores de Mejía creen que Abinader avanza porque tiene la pista a su disposición, porque no tiene competencia que lo distraiga o frene. Igual porque su jefe político no hace oposición, y en ocasiones se acerca mucho al gobierno. No marca la diferencia. Aunque en este punto la confusión se debe a que no explica la estrategia dentro de la estrategia, de esperar que el mango caiga por gravedad o circunstancia. Esto es, de jugar serie final teniendo el round robin pendiente...

¿AL LÍBANO? .- La pregunta se mantiene en el aire porque nadie la hizo, y si nadie la hizo, tampoco puede responderse: ¿Por qué Luis Abinader fue al Líbano a decir lo que dijo si pudo haberlo dicho aquí? El librito parece copiado de los políticos o candidatos norteamericanos, que gustan levantar altar a sus ancestros o recordar sus raíces en los tiempos en que Estados Unidos era crisol de razas o se reconocía como una nación de inmigrantes. Los Kennedy se sentían orgullosos de su origen irlandés. Y Michael Dukakis de que su familia proviniera de Grecia. Solo que Abinader fue y habló, pero no reportó su éxito, como sería propio de un político en campaña o de un candidato necesitado de trascendencia. Dicen los cercanos que le dieron trato de jefe de Estado...

Tags relacionados