ORLANDO DICE
Voto de discordia
CALOR, COLOR.- El debate sobre las leyes de Partidos y Electoral provoca calor y toma color desde que se tuvo la impresión de que los sectores ahora van en serio. Nadie quiere quedarse fuera, y con tantas cucharas un plato no será suficiente. Aunque se advierte un ánimo impropio del consenso. La oposición, cada iniciativa que avanza, si el PLD dice que no, aprovecha y recuerda que el partido de gobierno quiere un traje a la medida. El voto obligatorio, por ejemplo. La reacción se produjo de manera instantánea, con solo mencionarlo, pero no solo entre políticos, sino por igual en otros núcleos de la sociedad. Proponerlo, promoverlo, defenderlo, ya no tiene sentido. ¿Cómo subir al cuadrilátero un boxeador que apalearon en el piso, que se considera fuera de clasificación? Igual ¿de qué sirve rumiar alimento envenenado, si lo justo es vomitarlo y procurar una ingesta mejor?
VOTO EN REVERSA.- Nadie sabe de dónde trajo la Junta Central Electoral del 2001 el voto preferencial, pero con una resolución lo hizo propio. Tampoco se sabe qué mosca le picó a la del 2010 que con otra resolución lo dejó fuera de juego. Como en este país la costumbre hace ley, el Congreso Nacional de entonces lo convirtió en legislación. Y algo más. Incluyó en un párrafo que a partir de las elecciones del 2020 se aplicaría a los regidores. Sin embargo, ahora quiere aprovecharse el proyecto en curso para dejarlo sin efecto. El continúo viceversa que caracteriza la vida pública dominicana. Se le dará de baja a una ley antes de que esta llene por completo su cometido, ya que de cumplirse el nuevo designio, el voto preferencial no operará a nivel municipal. El regidor no llegará a conocer la experiencia que ahora el diputado reniega…
OLVIDO, PUES.- Nadie recuerda por qué el voto preferencial a nivel de diputado fue alabado en su momento, y la experiencia se pensó tan buena que se decidió extenderla al regidor. Fue un buen remedio para una mala enfermedad: El autoritarismo de la cúpula de los partidos, que se servían con la cuchara grande e imponían los candidatos de su cercanía, sin tomar en cuenta otra consideración. La popularidad, por ejemplo. Habrá que ver cómo se recompondrá, pues de no ser un retroceso, por lo menos una vuelta a un pasado que tampoco se creyó justo. Aun cuando se enaltece a las bases en los discursos, parece que en el plano práctico estas no saben ejercer el poder que se les confía y escogen de manera interesada. Peor todavía: se venden al mejor postor. No se le debe pedir peras al olmo, pero tampoco principios a las bases, si estas observan la conducta de sus dirigentes…
LA SATANIZACIÓN.- El dominicano no debate con altura o con mesura, sino que de cada cuestión hace una cruzada y asume la lucha con consigna de tierra arrasada. Lo del voto preferencial era la salvación del mundo, y no solo del sistema electoral o de la democracia. Ahora se le tiene como lo peor, y como lo peor se le trata. Se afirma sin rubor que facilita el lavado de dinero y crea condiciones para que los narcotraficantes adquieran poder político. Eso no se dijo cuando se impuso por resolución y por ley. Todavía más. Después de varias elecciones fuera bueno pasar balance, y ver el resultado. Determinar si realmente hubo lavado de dinero en gran escala o cuántos Pablo Escobar registran los anales de la cámara de Diputados…