Opinión

Tiempo para el alma

Dónde están tus acusadores?”. Jn. 8: 10.

No es necesario que busques en el pasado quién te acusa; su propia conciencia se encarga.

No hay nadie, ni una sola persona que tenga la capacidad moral para descalificarte, pues quizá él o ella no hicieron lo mismo que tú, pero puedes estar seguro de que hacen, hicieron o han hecho algo que no quisieran nunca revelar, o en el menor de los casos, que les avergu¨enza. De modo que no permitas que los índices hipócritas o inconscientes señalen, te humillen, te hagan sentir que no vales nada; al hacerlo, se condenan a sí mismos. Jesús, maravillosamente sabio y justo cuestionó a los que condenaban a la mujer adúltera: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”, y ni uno solo se atrevió a apedrearla. Jesús concluye su lección diciendo a la mujer: “Anda, y en adelante no peques más”.

¡Exacto! Si sabemos que no estamos bien, arreglemos nuestras cuentas con Dios, no por los demás, que están igual o peor, no importa, sino por nosotros mismos, por nuestra conciencia y por nuestra salvación.

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