FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

Solo para jóvenes

Este artículo está escrito solo para jóvenes. Los que se consideren viejos, trasnochados y “totaos”: que ni se acerquen, no es para ellos.

Naturalmente, depende de lo que entendamos por juventud o por vejez, pues hay jóvenes que son viejos y viejos que son jóvenes. Porque lo que interesa no es la edad, sino la actitud con que se enfrenta la vida.

Aun así, hay acciones que son sólo para jóvenes de edad, porque exigen la fuerza y la frescura de la juventud o porque demandan coraje y atrevimiento, cualidades que adornan a quienes los años todavía no les han caído encima.

Quiérase o no, quienes gozan de una edad no carcomida aún por el tiempo, quieren tener su espacio reservado y prefieren excluir de su mundo a las personas adultas, despertando, en éstas, iniciativas para prolongar la apariencia física que merezca todavía el calificativo de “joven”. Esfuerzo que puede rayar a veces en lo ridículo.

Si bien la intención de crear un “apartheid” discriminatorio, por razón de edad, no es más que una insensatez, fruto de la inexperiencia e ignorancia, no deja de ser cierto que muchas empresas humanas exigen fuerza física y espíritu de aventura, cualidades que son patrimonio de la juventud.

Pero la experiencia va enseñando que la juventud física no es un privilegio, sino una oportunidad que hay que aprovechar. Ante la constatación de que los años mozos transcurren velozmente, se aprende que lo importante es hacer el esfuerzo para que las cualidades más profundas y significativas de la juventud conformen el cuadro de características de la propia personalidad, de manera que no conozcan el ocaso.

El sueño y anhelo de encontrar un elixir de eterna juventud, aterriza en la única forma concreta de ser joven siempre, que es la adopción de una actitud espiritual que prolongue “l’elan vital” (como diría Henri Bergson) de los años mozos, sazonándolo con la riqueza de la experiencia y la sabiduría.

Esto es válido sobre todo en lo que se refiere a la fe. Vivir la aventura de la fe y el mundo de los valores espirituales, es un asunto sólo para jóvenes. Solo para quienes han aprendido a trascender los límites de la mundanidad y del materialismo como filosofía de la existencia; para quienes no se han dejado enjaular por el hedonismo, que hace del placer por el placer la razón de la vida.

Este camino juvenil, que lucha contra corriente, y que conduce al amor como filosofía de vida, hay que empezar a trillarlo en la etapa biológica que calificamos “juventud”, y mantenerlo siempre, sin desviarse. Se trata de una tarea solo para jóvenes, para aquellas personas que han aprendido a trascender los límites biológicos de la edad y que han hecho de la juventud un proyecto de vida.

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