Me escribe José Rafael Abinader
El doctor José Rafael Abinader es una figura prestante de la sociedad dominicana, por sus altos servicios profesionales como por su compromiso histórico con las mejores causas democráticas del país. Vinculado a la gesta del 30 de mayo de 1961, ha ocupado altas posiciones en el Estado dominicano, entre ellas, la de haber sido Ministro del “Gobierno en armas” del presidente Francisco A. Caamaño, en los días bravos y gloriosos de abril de 1965. Fue Senador y Secretario de Finanzas, entre otras responsabilidades asumidas ante la nación. Estuvo vinculado activamente a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde fue Vicerrector Administrativo en un momento difícil para la sobrevivencia de esa alta Casa de Estudios, frente al acoso y la animosidad de las autoridades gubernamentales.
Su labor académica y social lo coloca en un renglón decisorio de apoyo a la formación universitaria, con la creación de una de las instituciones de mayor gravitación educativa existente en el país. Nos escribe una carta donde hace revelaciones históricas, profundizando sobre la lucha del medio millón por una asignación justa a la UASD, donde a él le correspondió junto al entonces Rector Andrés M. Aybar Nicolás, procurar soluciones frente a la negativa del entonces presidente Balaguer en otorgar la asignación adecuada a la Universidad estatal. Con placer damos a conocer la misiva enviada a nosotros por nuestro admirado amigo, el doctor José Rafael Abinader:
Licenciado Tony Raful. Muy estimado amigo: Antes que nada mi perenne reconocimiento a tu excelente pluma plasmada en el Listín Diario y otros medios de comunicación.
He leído tu artículo “Los díscolos no son la UASD” insertada en aquel Diario en fecha 4 de abril del año en curso.
Tu escribes someramente los acontecimientos sucedidos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la lucha por el medio millón de pesos (RD$500,000.00) emprendida en los años 1967 y 1968, periodo en el que el Ingeniero Andrés María Aybar Nicolás y nosotros éramos respectivamente Rector y Vicerrector Administrativo de la mencionada alta casa de estudios.
En aquel momento histórico los estudiantes estaban afiliados, unos a FRAGUA con 100 delegados en el claustro universitario y FUSD del PRD con solo 8 votos. En pos de obtener el medio millón de pesos hubo grandes movilizaciones estudiantiles acompañadas por profesores en las cuales estábamos. Un día en el que salí de mi despacho para cruzar el campus de la Universidad una cuadrilla de policías me lanza una bomba lacrimógena que me obliga a correr para evitar intoxicación.
Pero lo primordial es que a pesar de tantas movilizaciones y de lanzamientos de bombas lacrimógenas, el doctor Joaquín Balaguer, presidente de la Republica en ese momento, obstinadamente decía que el gobierno no tenía dinero para satisfacer la solicitud del medio millón de pesos para la UASD.
Inesperadamente un ayudante del doctor Balaguer llama al Rector Aybar Nicolás y le expresa que el Presidente de la República desea que el Rector y los dos Vicerrectores participen en una reunión en su Despacho.
De pies los cuatro el doctor Balaguer no tuvo la intención de ofrecernos asientos repite la misma cantaleta:
El gobierno no tiene recursos, estamos sufriendo de un déficit presupuestario. El Rector Aybar Nicolás le responde:
Ese déficit presupuestario también lo tenemos en la UASD, quizás más grande que en el gobierno y está afectando la calidad de la enseñanza y la imposibilidad de dar entrada a los estudios superiores a miles de jóvenes de escasos recursos.
Entonces señor Rector -le dice Balaguer- tenemos que crear nuevos impuestos para cubrir ese déficit universitario. Así que propongo -sostiene Balaguer- el nombramiento de una Comisión de expertos en tributos que estaría integrada por los doctores Abinader, aquí presente, José Quezada y Jorge Martínez Lavandier.
Al día siguiente estuve reunido con los dos funcionarios mencionados por el doctor Balaguer y a los tres días de estudios y análisis de las estadísticas acordamos crear los siguientes gravámenes:
Un 10% a los juegos en los casinos, igual cantidad de 10% a los premios de lotería y a los boletos de viajes al exterior.
A los treinta días de vigencia de estos tres tributos un empleado de mi confianza ubicado en la Tesorería Nacional me confió discretamente que la recaudación fue de seiscientos tres mil pesos (RD$603,000.00). Pero siguiendo la costumbre balaguerista de cambiar las cifras, el Tesorero envió un cheque a la UASD de solo trescientos ochenta y tres pesos (RD$383,000.00).
En una reunión del Consejo Universitario propuse enfáticamente que devolvieran el cheque porque la recaudación había sido mucho mayor. A los tres días enviaron el monto de quinientos mil pesos (RD$500,000.00).El exceso recaudatorio que como dije llegaba a más de seiscientos mil pesos (RD$600,000.00) se debía a que tanto Quezada como Martínez Lavandier aceptaron un párrafo en la ley que yo propuse en el caso del exceso de medio millón en las recaudaciones el excedente iría también a la UASD.
Debo agregar que con la aprobación expresa, el Rector y yo ya habíamos construido, antes de llegar al medio millón, el comedor económico, el centro de cómputos, el edificio para Humanidades, la fábrica de productos lácteos en la Finca Engombe y la compra de 10 ómnibus para transporte de los estudiantes. Días después fueron celebradas las elecciones de la Federación Dominicana de Estudiantes y abrumadoramente la ganó el estudiante Hatuey de Camps entonces del PRD, con el título de Secretario General. Ahí se inició su liderazgo.