En la diana
Primer Tiro En febrero del cursante año la tasa pasiva preferencial promedio (la que se paga en grandes inversiones en títulos financieros) fue 9.17% anual, la cual cayó bruscamente en marzo a 6.53%. Una situación inversa presentó la tasa preferencial activa (la que se le aplican a los préstamos de las grandes empresas e inversionistas). La caída en la tasa pasiva y el aumento del margen de intermediación de los intermediarios financieros no es consistente con la dimensión financiera del panorama macroeconómico presentada en el mes de marzo, cuando no cambio la Tasa de Política Monetaria (TPM) ni aumentó la liquidez de los intermediarios financieros en moneda nacional, y cuando se registró una disminución de RD$ 4,937.2 millones en los préstamos al sector privado en dicha moneda. Aunque la política monetaria no reacciona a los intentos de aumentar el margen de intermediación a través del aumento del diferencial entre tasas activas y pasivas preferenciales, si debe reaccionar a los incrementos permanentes del diferencial entre las tasas de interés domesticas en moneda nacional y las internacionales en moneda extranjera.
Segundo Tiro Las medidas fundamentales indican que no existe ningún indicio de presión sobre el mercado cambiario. Una buena medida de la presión cambiaria se obtiene calculando un tipo de cambio teórico igual a la suma de la Emisión Monetaria Restringida y los depósitos a un día (overnight) de los intermediarios financieros dividida entre las Reservas Internacionales Netas, y luego comparando el mismo con el tipo de cambio observado en el mercado.
Si el tipo de cambio teórico calculado es mayor que el registrado en el mercado, se puede decir que existe una presión cambiaria (valor positivo) o un proceso de descompresión cambiaria (valor negativo). Otras mediciones de presión cambiaria calculada para los fines de esta entrega también arrojan los mismos resultados.
La ausencia de presión cambiaria es inconsistente con el surgimiento de expectativas devaluatorias.
Por eso es necesario señalar que el aumento absoluto de los depósitos en dólares no ha producido un aumento en la participación de los mismos en el total, y que por tanto dicho fenómeno no es un indicador de expectativas devaluatorias.
Tercer Tiro El aumento de 25 PB de la TPM ya fue traspasado (en solo cinco días) a las tasas pasivas preferenciales.
Pero ese cambio solo representa el 9.5% de la disminución aplicada por los intermediarios financieros a dicha tasa en el pasado mes de marzo. Si los intermediarios financieros interpretan correctamente la coherencia del marco de política monetaria vigente, entonces deberían predecir decisiones tendentes a producir una contracción de la liquidez, la cual sería complementaria y consistente con la reciente decisión de aumentar la TPM, y en consecuencia debería esperarse que actuaran también de manera preventiva aplicando un aumento de la tasa pasiva preferencial que le asegure un nivel mínimo de liquidez futura.
Pero también deberían esperar que el Banco Central continúe actuando para lograr una “combinación de tasa de interés doméstica y tipo de cambio que ayude a absorber el choque externo negativo, pero sin generar expectativas de devaluación más allá de la presupuestada, o de la que es necesaria para mantener constante el diferencial de tasa de interés, y sin que la inflación se salga del rango de la meta contemplada en el Programa Monetario”.