ASUNTOS DE DERECHO

Ruidos sospechosos

Avatar del Listín Diario
Matías Modesto del Rosario HijoSanto Domingo

A falta de garaje, los habitantes de un gran núcleo urbano de los suburbios parisienses, dejaban por la noche sus vehículos en un solar situado al otro lado de la calle. Unos bribones habían robado bastante de aquellos automóviles y, como es lógico, los dueños de los vehículos estaban indignados. Una noche, uno de los dueños que trabajaba hasta tarde en su despacho, escuchó unos ruidos sospechosos: estaba claro que trataban de poner en marcha su automóvil. Cogiendo una pistola de 22 de largo, hizo un primer disparo al suelo.

Los bribones, sorprendidos en su fechoría, huyeron y nuestro hombre, al oír a lo lejos sus carreras, siguió disparando con el arma sostenida casi verticalmente. Seguidamente se dirigió a la comisaría, con la esperanza de que una inmediata batida permitiera detener a los ladrones.

Los guardias le acompañaron inmediatamente al lugar de los hechos, pero no descubrieron, más que el cadáver de uno de los ladrones, alcanzado por uno de los disparos hechos por el inquilino.

Éste fue detenido inmediatamente bajo la acusación de homicidio. Había sido ya víctima de un robo y todo hacía presumir que llevado de la cólera había dirigido voluntariamente los tiros contra los malhechores.

El hombre protestó enérgicamente, explicando que no había podido ver lo que ocurría en la calle, pues una espesa niebla impedía distinguir cosa alguna.

Había apuntado el cañón de su arma al suelo mientras oía a los ladrones correr lejos de su inmueble.

El juez de la instrucción procedió a una reconstrucción de los hechos. Se comprobó que a la hora en que había resultado muerto el muchacho no había alumbrado público y los vecinos que el día del drama habían salido a la ventana al oír los disparos, confirmaron que la niebla no dejaba ver nada de lo que ocurría en la acera.

El guardia indicó el lugar preciso donde había descubierto el cadáver del muchacho: exactamente al pie del inmueble desde donde se habían hecho los disparos. La niebla había sido tan espesa que el tirador, al abandonar su domicilio para ir a avisar a la policía, no se había dado cuenta siquiera del cadáver que estaba a unos metros de él. Se comprendió entonces lo ocurrido.

El primer disparo había provocado la huida de los muchachos, Uno de ellos, temeroso de que se hicieran otros disparos en dirección de los fugitivos, había querido refugiarse en el portal del inmueble de donde partían. En aquel lugar había encontrado la muerte.

El magistrado puso en libertad al inquilino y modificó su acusación para retener únicamente la de homicidio involuntario, que el tribunal correccional sancionó con una ligera pena de multa.

Tags relacionados