Alertando a nuestros líderes
La infamia, el chisme, la calumnia y otras malas prácticas son las tareas cotidianas de los que carecen de méritos propios para escalar posiciones en el tren administrativo del Estado.
Las instituciones públicas están minadas de personas que, para simular lealtad a los líderes del momento, inventan casos o situaciones que puedan afectar su imagen o la de la institución que dirigen y se los atribuyen al funcionario o funcionaria que les interese socavar.
Creado el escenario, ellos -“trepadores oportunistas”- se promueven como los salvadores, al tiempo que generan el odio y la malquerencia del líder contra la o las personas que constituya su objetivo en determinado momento.
Como puede observarse, se trata de un entramado dirigido a engañar al líder o al órgano que este preside con miras a obtener el beneficio de una decisión que habrá de tomarse sobre la base de fundamentos inexistentes.
Esta es una realidad muy penosa, porque a consecuencia de ello se lesiona la integridad de personas que han servido al Estado con entrega y honradez, observando siempre buena conducta en el desempeño de sus funciones y entonces, ¡de repente!, ven interrumpidas sus trayectorias a causa de malas artes realizadas por “trepadores oportunistas”.
Ojalá que nuestros líderes se percaten de la presencia de esos falsos amigos que merodean en sus entornos procurando siempre sacar provechoso para sí y para los suyos, sin importarles las consecuencias.
Vale la pena destacar que, por lo regular, la institución de que se trate pudiera resultar perjudicada en su eficiencia, eficacia y su economía, algo que se refleja negativamente en todo el país.
Concluyo estas líneas apelando a la sensatez de nuestros líderes, par que identifiquen y radien de su entorno a esos “trepadores” oportunistas” que les acosan.
Que se cumpla aquella consigna de que “nadie me susurre al oído lo que no pueda decirme en público”… Hasta luego.