Opinión

FUERA DE CÁMARA

Una carta sesuda

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El periodista Melvin Matthews me envía una carta de mucha profundidad conceptual sobre la “objetividad periodística” que se practica en un sector del periodismo que pretende imponer su “verdad absoluta” sobre el ejercicio ético de la comunicación veraz y objetiva.

La carta de Melvin motiva la reflexión sobre un asunto que he tratado muchas veces en apego a mis convicciones sobre el auténtico y real apandillamiento de esa prensa --absolutamente parcial y poco objetiva--, que se cree en posesión absoluta de la verdad sin dejar espacio a la disensión.

Esa es, precisamente, la mayor muestra del peor periodismo no sólo porque se aparta del principio cardinal de la objetividad, sino porque se ejerce a contrapelo de lo que sus exponentes predican en sus habituales cátedras universitarias, en exposiciones públicas, en charlas, en conferencias...

...Simplemente porque obedecen a intereses políticos o partidarios o porque sus frustraciones familiares, personales o profesionales los aglutinan en el propósito común de retorcer la verdad para agenciarse valoraciones éticas que nunca han merecido, lo cual constituye el peor de sus engaños.

La carta de Melvin, pues, la publico en dos entregas seguidas que iré comentando puntualmente...

¿Cuál objetividad?

“Estimado amigo y colega: Gracias por dedicarle parte de tu ocupadísimo tiempo a comentar mi artículo titulado “La templanza del presidente Medina” (Hoy, domingo 26 de marzo), en tu leidísima columna “Fuera de Cámara” del lunes retropróximo en el Listín Diario. “Abordas dos aspectos que concitan ciertas precisiones mías y que estimo insoslayables: primero, enfrentas mi texto con el escrito de otro colega que consuetudinariamente publica en la misma página editorial de la edición dominical de Hoy, resaltando el supuesto subjetivismo subyacente en nuestras opiniones disimiles. “Al respecto, dices: “el planteamiento de Melvin Matthews puede ser correcto visto desde fuera, pero es también subjetivo”; y, segundo, aprovechas tu ejercicio comparativo para reducir a cenizas la “objetividad periodística”, sentenciando que es “pura hipocresía” cuanto se enseña en las aulas universitarias”.

“Defiendo la objetividad de mi artículo. Lo objetivo es algo cuya realidad se impone a la conciencia o a la percepción, independientemente de cualquier interpretación subjetiva. Creo que, juzgado con apego a la imparcialidad, al desapasionamiento y a la justicia, opositores, oficialistas y medios de comunicación han de coincidir conmigo en el sentido de que el presidente Danilo Medina está mostrando serenidad, seguridad y firmeza de convicciones en las actuales circunstancias.

“Medina --y tú, Cesar, lo conoces mejor que yo--, es un político curtido y batallador, cuya templanza fría, imperturbable y seguro de sí mismo ha superado las pruebas más difíciles en su larga marcha hacia el poder. Consolidado ya en el solio presidencial, se ha erigido en un mandatario in extremis laborioso, prudente, matizando que la primera virtud de un hombre de Estado es el buen sentido”.

... No hay confusiones

La carta de Melvin continúa: “A estas alturas de nuestro dilatado ejercicio profesional, creo que no hay espacio para confusiones en cuanto a la objetividad periodística se refiere. La objetividad es un principio cardinal del periodismo y alude a la cualidad que lleva a emitir un juicio sin dejar que intervengan preferencias personales; ausencia de prejuicios; imparcialidad, carácter de lo que es objetivo.

“Tal normativa se aplica a la noticia diaria, al reportaje y al periodismo de investigación, géneros compelidos a la búsqueda de distintas fuentes verificadas para servirle al público la historia veraz e imparcial. No funciona de ese modo cuando de artículos de opinión se trata. Pregúntale al presidente Donald Trump como le fue con las opiniones de la prensa estadounidense durante la elección presidencial y después. Entre nosotros, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.

Mañana publico la segunda parte, y valoro tales comentarios.

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