PUNTO DE MIRA

Carlos Morales Troncoso (2)

Aunque la política rondaba la familia, Carlos Morales Troncoso fue infl uido más tarde de lo esperado. Su carrera lo direccionaba hacia la industria. Había estudiado ingeniería química e ingeniería del azúcar en Estados Unidos y en eso se desempeñaba en el Central Romana cuando Joaquín Balaguer le hizo la propuesta de que lo acompañara en su retorno al poder en 1986.

En esos tiempos el político era su hermano mayor, Pedro Morales, quien había desempeñado cargos en los 12 años de Balaguer. Peter, a quien aún conservo en mi memoria con alta estima, era una persona solidaria y amena con mucha facilidad para socializar. Tenía la pátina de político: simpático y alegre.

Otro día hablaré sobre él.

Por el contrario, Carlos Morales Troncoso, hombre de negocios y ejecutivo de la cuestionada Gulf and Western, aparentaba ser discreto, un tanto distante e introvertido. La profesión lo inclinaba hacia las medidas exactas y los procesos industriales, todo lo contrario de la política, donde se dice que la carga se organiza en el camino y las medidas del presente se toman según se levante el día.

Durante el gobierno de Antonio Guzmán hube de ir a La Romana a una rueda de prensa que ofrecía la Gulf and Western para hablar sobre unos dineros que retenía por operaciones con el azúcar. Durante la entrevista me salí del tema y pregunté a Álvaro Carta (visionario empresario creador junto con Charles Bluhdorn, de Casa de Campo) por qué sostenían en la empresa al repudiado cubano Teobaldo Rosell (vinculado al secuestro y muerte de Guido Gil) cuando tenían a dominicanos capacitados como Carlos Morales.

Según me contó el empresario Campos de Moya, tras la rueda de prensa hubo la destitución de Rosell. A los pocos días se produjo la designación de Morales Troncoso quien saltó al estrellato empresarial. Eran los primeros años de 1970.

La Romana cambió de perfi l porque añadiría a la industria azucarera un resort y bienes raíces. Recuerdo el escepticismo del cronista deportivo Justo Castellanos Díaz, a quien había acompañado cuando se anunció que construirían también un campo de golf al borde del mar conocido ahora como Diente de Perro. Ese deporte casi no existía. Trujillo había ordenado sembrar de caña todas las canchas.

Carlos Morales, con el apoyo de Bluhdorn y Carta, infl uyó en el cambio del Este: de hatos ganaderos y cañaverales al turismo internacional. Nacía otra industria.

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