La mortalidad infantil sigue cayendo

La semana pasada el Ministerio de Salud Pública informó una reducción en las muertes maternas (MM). En las primeras 44 semanas de 2016 descendieron 21.74% respecto a igual período del año anterior. Algo más de un quinto. Un logro esperado y necesario, obtenido a fuerza de sacrificio y permanente empuje de unas autoridades que a diario bregan por convertir en rutinarios los procesos y métodos derivados de los protocolos de salud distribuidos a los galenos y los entrenamientos que les han impartido.

Esos protocolos son los documentos normativos para el tratamiento de diferentes afecciones, elaborados con el concurso de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su sede regional, la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En ellos, los galenos tienen una guía para orientar su accionar ante cada enfermedad, lo que a todas luces reduce los riesgos.

Junto a la reducción de las MM informada por la ministra, el boletín 44 de la Dirección General de Epidemiología de Salud Pública consigna una baja aún mayor en las muertes infantiles (MI).

Según la publicación colgada en el sitio web de la institución, anteayer 22 de noviembre, la MI redujo 32.1% en las últimas cuatro semanas (41 a la 44) del 2016, respecto a igual período del 2015, revelando la profundización del compromiso y la existencia de mejoras ostensibles en la atención y servicios médicos hospitalarios que ahora ponen como meta la necesidad de sostenerlos y profundizarlos.

Es lo que marca la diferencia y posibilita que de casi 61 muertes infantiles por semana ocurridas durante las primeras 44 semanas del 2015 se pasara a 41.25 muertes semanales en igual período del corriente año.

El logro es encomiable aunque el resultado no es satisfactorio. No para un ministerio de salud enfocado en la urgencia de erradicar aquellos indicadores de salud que por décadas han restado idoneidad, utilidad pública y moral a la acción e inversión pública en el sector.

Faltando cinco semanas para concluir el año debemos celebrar que Salud Pública venga logrando la meta trazada por la doctora Guzmán Marcelino en enero pasado en el tema particular de la mortalidad infantil, y que lo mismo se venga replicando con relación a las muertes maternas.

La importancia reluce ante el hecho de que el objetivo trazado en enero de reducir las mortalidades materna e infantil fue arropado por el impacto de la epidemia de zika, la necesaria aplicación del Decreto de separación de funciones, el traspaso de estructuras y recursos económicos, tecnológicos y humanos al Servicio Nacional de Salud (SNS) y los embates de la presión migratoria sobre el sistema público de salud.

Ante estas realidades, los recursos ministeriales y la atención debieron dividirse, reorientarse, restando posibilidad y drenando opciones anteriormente previstas para los fines de mejoras en los indicadores nacionales de salud.

Pese a esas situaciones, el país está resultando victorioso en estos temas. Especialmente el zika y el dengue. Ante la imposibilidad de que un ministerio de salud pueda controlar el mosquito que los contagia, dadas la persistencia y fortaleza de los factores socio-ambientales que propician su incremento poblacional, lo alcanzado pone de relieve el éxito de las estrategias y acciones implementadas, y ello es discernible por la morbilidad asociada a la infección que se reportan.

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud afirma que, hasta el pasado 17 de noviembre del 2016, República Dominicana no había acreditado muertes por zika virus a sus registros. El conteo no incluye muertes relacionadas al Síndrome Guillain-Barré (SGB) o causadas por malformaciones asociadas a la infección del virus zika. Pese a ello, el Boletín Epidemiológico correspondiente a la semana 44 consigna 17 defunciones causadas por las complicaciones relacionadas con este virus.

El éxito del control epidemiológico, especialmente ante las enfermedades que tienen al mosquito como su vector, se calibra con mayor precisión al observar lo acontecido con el dengue.

En las semanas 1-44 del 2016, los casos probables de dengue registrados en el país representaron el 49. 5% de los ocurridos en igual período del 2015, reflejando una reducción que también se produjo en los casos graves: estos cayeron casi a la mitad (51.48%) de los registrados en el 2015, por lo cual la mortalidad asociada a esta infección también descendió sensiblemente (38.55%), al pasar de 83 defunciones en 2015 a 32 en el 2016.

Significa que de 1.9 muertes semanales por dengue ocurridas en el país durante las primeras 44 semanas del 2015, las acciones preventivas, de erradicación del vector y de mejora de la atención médico-hospitalarias impulsadas desde el Ministerio de Salud Pública propiciaron que bajara al 0.73%.

Concluida la alerta internacional de la OMS respecto al zika, corresponde mantener la vigilancia, el control del vector y la calidad de la atención médico-hospitalaria a fin de estabilizar estos logros y garantizar que se alcance el objetivos declarado de la estrategia nacional de salud al respecto: cero muertes por dengue.

A la vez, aprovechar la experiencia acumulada y hacer frente, con renovados bríos, a las enfermedades que bregan por incrementar su incidencia en el país (cólera: +64.28%; leptospirosis: +65.22% y otras).

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