PUNTO DE MIRA

Navidad vs viernes negro

Las luces y el ambiente de las festividades navideñas lucen apagadas y sordas. El comercio, que con su decoración embellece, se guarda sus atavíos de fecha. En tanto que los augures vaticinan crisis económica para el año próximo.

Nos habíamos acostumbrado a que los meses “bre” que cargan el otoño y La Navidad fueran de fiesta. Pero no se ven los arbolitos. Las bombillas y guirnaldas retienen su moho y se mantienen en espera. La lentitud en exhibir jarana es nacional.

Las festividades de la temporada son más que nada un incremento estacional de lo comercial. Como punto de encuentro de las familias es cosa de un día. Quizá dos. Aunque sabemos que sirve de pretexto para el jolgorio y se liba sin contador.

Pero ya la fiesta carece de los atractivos de mi infancia. Los turrones, frutas extranjeras, nueces, licores y golosinas que se disfrutaban con el estallido de los coheticos chinos perdieron su atractivo. La estrechez del mundo las pone sobre las mesas en cualquier ocasión. No es rasgo de nostalgia. Aquellas no eran mejores ni peores. Distintas. Las fiestas navideñas actuales son con niños sabichosos tan engañosos como sus parientes en cuanto a Santa Claus y Los Reyes. La vara de los regalos sube y son electrónicos en sus peticiones. Las bicis, como alto punto de demanda no son prioridad. Las calles ya no son para menores. Antes el calendario era un mapa para llegar a la Nochebuena. Ahora las páginas se despeinan a velocidad de megas y gigas y otros nombres nuevos que marcan la velocidad. Miramos con frecuencia los artificios tecnológicos para cerciorarnos. El tiempo se nos va muy deprisa. Un año viene y otro se va.

Los cartógrafos comerciales hicieron un atajo al mapa de las fiestas. Trazaron un día de semana racista marcado en noviembre. Quizá aquí esté la respuesta. El Viernes Negro le quita fuerza a las compras navideñas. La prisa que nos agobia presiona para que se inviertan las regalías antes de tenerlas. El dinero plástico soporta la gestión. El crédito sirve de patín a la autopista del gasto.

Las navidades se convierten en menos activas. Se va orientando al encuentro con el asado o la cena de estilo. Los comercios no tienen que ser decorados. Se ahorran los vestidos. La gente está comprando ofertas en línea.

El comercio ya casi es virtual. Las tiendas estarán en las nubes.

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