La nueva Jce
El pasado miércoles 16 el Senado de la República, cumpliendo una instrucción política directa del presidente Danilo Medina y el Comité Político del PLD, seleccionó una nueva Junta Central Electoral (JCE) sin el consenso de las fuerzas políticas de oposición y de la sociedad dominicana.
Al margen de la manera unilateral y antidemocrática en que fue seleccionada, no hay dudas de que el nombramiento del doctor Julio César Castaños como presidente de la JCE y del doctor Roberto Saladín garantizan importantes espacios de imparcialidad y apartidismo en el nuevo órgano electoral, objetivo de la lucha que durante meses hemos venido llevando a cabo todos los partidos de oposición.
El nuevo presidente de la JCE, no me cabe duda, es un hombre que procurará un consenso de todos los partidos políticos para rodear los procesos electorales venideros de la mayor credibilidad y legitimidad. El doctor Castaños Guzmán será un factor importantísimo de equilibrio e imparcialidad en la nueva JCE, y podrá desde la presidencia de ese organismo impulsar (con todos los partidos y la sociedad dominicana) las reformas electorales estructurales a las que se han referido como tema pendiente y urgente las misiones técnicas de observación internacional de elecciones, entre las que pueden destacarse las suscritas por Andrés Pastrana, expresidente de Colombia y jefe de la Misión de Observadores de OEA en el pasado proceso electoral.
El doctor Saladín, exgobernador del Banco Central, ex embajador en Washington, con una dilatada trayectoria intachable en el servicio público, será igualmente un ente de equilibrio, apartidismo e imparcialidad en la JCE. De eso no debe albergar duda nadie, al igual que el doctor Castaños será un impulsador de cambios importantes en nuestro sistema electoral, en procura del fortalecimiento de nuestra democracia.
La composición de la nueva JCE debe ser analizada en dos planos: El primero: político electoral, en el que el PLD y sus aliados han asegurado un control de tres miembros en el pleno de la JCE, con la incorporación de la doctora Carmen Imbert Brugal, a quien el Presidente Medina, de manera personal y directa, bajo la influencia de Gustavo Montalvo, impuso en la reunión del Cómité Político del pasado lunes. El PLD se aseguró, además que todos los suplentes de los cinco miembros sean personas que respondan política y directamente al partido gobernante. El segundo: que es el plano del registro civil. En este crucial plano el país tiene gran fé y confianza en que el nuevo presidente de la JCE, Castaños Guzmán, y el doctor Saladín, quienes defendieron públicamente el Fallo 168-13 del Tribunal Constitucional y la soberanía de la República en materia de nacionalidad y migración, sabrán resistir desde ese vital órgano, las presiones externas que de seguro puedan sobrevenir en procura de que se consienta una falsificación masiva de nacionalidad e identidad en favor de miles de haitianos residentes en el país.
Las presiones de la embajada norteamericana sobre la JCE en el país sobre el tema de Registro Civil, tendrán que ser repensadas en lo adelante, puesto que ha trascendido que existe una relación de amistad entre el doctor Saladín y el nuevo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Estoy seguro de que con el doctor Saladín en la JCE la Casa Blanca estará mucho mejor edificada desde el punto de vista jurídico sobre el delicado tema de la sentencia No. 168-13 y el Registro Civil de la República Dominicana.
Al margen de los compromisos partidarios, entiendo que tanto mi amigo Henry Mejía como la doctora Rosario Graciano, defenderán al país y su registro civil, haciendo causa común en esa noble y suprema tarea con el doctor Castaños y el doctor Saladín. La única seleccionada en la nueva JCE contraria a la Sentencia No.168-13 es la doctora Imbert Brugal, quien es muy probable, con apoyo palaciego, intente cambiar la línea de defensa de la nacionalidad dominicana en el Registro Civil llevada a cabo por el saliente presidente de la JCE, doctor Roberto Rosario Márquez, a quien es esperable traten de perseguir los grupos que le adversaron con el tema haitiano y de la sentencia No. 168-13.
Como dice el comunicado que suscribiéramos los doce partidos de la oposición el pasado jueves, la nación perdió una excelente oportunidad para llegar a un gran acuerdo nacional en la conformación de la JCE. ¡Qué bueno hubiera sido anunciar al país una gran concertación de todas las fuerzas políticas designando los cinco miembros y sus respectivos suplentes de la JCE, con el perfil de apartidismo e imparcialidad política del doctor Castaños y el doctor Saladín! Esa oportunidad se perdió por culpa de la arrogancia y miopía del Palacio Nacional, de querer imponer su voluntad contra viento y marea de manera unilateral y antidemocrática. La oposición, contrario a lo que algunos medios interesados puedan decir, no salió derrotada con la elección de la nueva JCE. La lucha que libramos hizo posible espacios importantes de imparcialidad con la designación de Castaños y Saladín. Concluída esta etapa, sigue siendo una gran responsabilidad cívica redoblar los esfuerzos de lucha conjunta opositora para la conformación del nuevo Tribunal Superior Electoral y de las reformas electorales estructurales que demanda el país. La oposición tiene por delante el reto de seguir luchando porque el nuevo tribunal electoral esté compuesto por personas que no respondan a ningún partido político, condición básica para que pueda haber justicia electoral y democracia en la República Dominicana.
