EN POCAS PALABRAS
El efecto conciliador de Trump
Dedicado a la asidua lectora Altagracia -Tatá -Miller
El hoy presidente electo de Estados Unidos, el magnate inmobiliario, Donald John Trump, era hace cuatro años partidario del partido al que venció en las elecciones el pasado 8 de noviembre.
Trump que una vez anunciado su victoria sobre la candidata demócrata Hillary Clinton, cambió el tono de su discurso y pidió la unificación de la sociedad norteamericana, diciendo que “seré el presidente de todos los norteamericanos”.
Si en verdad los principales índices bursátiles del mundo cayeron la noche de su triunfo, no es menos cierto que las bolsas se estabilizaron de momento tan pronto el hoy presidente electo bajó el tono de su discurso.
Ahora los analistas se preguntan ¿cuál será el nuevo rumbo de la economía norteamericana a partir del 20 de enero 2017? cuando esta misma economía disfruta uno de sus mejores momentos de fortaleza y estabilidad exhibiendo una baja tasa de desempleo de 4,6 por ciento, cifra considerada como “pleno empleo”. Lo mismo sucede con los tipos de interés que fija el Banco de la Reserva Federal (Banco Central) que aún siguen bajos y se pronostica que así seguirán porque al nuevo presidente no le interesa subir las tasas de interés ya que dispararía los precios al consumidor.
Igual resaltan los analistas, es que a Trump no le conviene iniciar una guerra comercial con el gigante asiático de China. Tampoco de hacer presión para la revaluación del yuan, ni menos de acosar a los inversionistas norteamericanos en China. Ponen como ejemplo, que una empresa como la General Motors vende más automóviles en China que en Norteamérica.
Lo mismo sería el caso del vecino México a quien Trump ha prometido levantar un muro a todo lo largo de la frontera. México, por ejemplo, es el cuarto exportador de autos (la mayor parte americanos) del mundo, el 80 por ciento de sus exportaciones la dirige al mercado norteamericano y recibe un estimado de 25 mil millones de dólares en remesas de sus ciudadanos que viven en el Norte. El objetivo de Trump, sin embargo, es dinamizar la economía haciendo inversiones masivas en infraestructura que requiere de un remozamiento de muchas de sus carreteras, vías ferroviarias, puentes, presas, plataforma energética, etc., que aseguran están ya muchas de ellas obsoletas. En el plano de su política exterior, el propio presidente electo ha avanzado su apoyo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO) y de la Alianza Transatlántica, de vital importancia para la seguridad norteamericana y europea. Aquí cabe el rezo axiomático: “de que una cosa es la guitarra y la otra es el violín”.
