PANCARTA

¿Leones fieros o amansados?

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Raúl Pérez Peña (BACHO)Santo Domingo

En la farándula politiquera aparece ‘de vez en cuando’ un personaje con ínfulas de león, que al prolongarse el tiempo llega a creerse que ciertamente es “el rey de la selva”.

En las elecciones en Estados Unidos emergió un personaje catalogado internacionalmente como un “fenómeno político” que alentado por su multimillonaria fortuna se creyó un todopoderoso.

Tal condición hizo química con su temperamento humano y otros factores, que fusionados, lo indujeron a creerse un león en el escenario político norteamericano.

Pero aún no termina la resaca del proceso electoral y ya el hombre alega que donde “dijo digo dijo Diego”.

Se colige que aquel león creído fiero, ahora luce en proceso de ser domesticado. ¿Cómo se explica? “La política compay, la política”.

Esa explicación aplica igual aquí en República Dominicana.

Existe un senador “león” que hizo gala y ademanes de su “fiereza”, cuando prometió al presidente de la JCE que lo premiaría manteniéndolo en el cargo, si contribuía al triunfo electoral del PLD. La promesa impactó tanto al destinatario que hizo y deshizo para que ganara el PLD. Resultó a tal grado la ebriedad que afectó a gente de ambas cámaras y del inquilinato palaciero. Hay un embriagado de Chivas que exhibió su “hombría” mediante una correa revestida de la hipócrita petición de que le propinaran una pela.

El sujeto es un activista 24/7 de SU CONGRESO, de SU GOBIERNO y de su plan con Punta Catalina. “Y así, quién no, si toma wanpole”.

Pero hay más “en la costunbre” del PLD.

Otro asumido como león “erró en el tiro” de las elecciones norteamericanas al vaticinar un holgado triunfo de Hillary Clinton.

Atribuyen el frustrado vaticinio a no aclaradas intenciones en el escenario político vernacular. En los códigos orales y contraseñas gestuales de la Duarte con París, la interpretación más socorrida es que el hombre “se guayó”.

Esas incidencias del frente local discurren simultáneas con las citadas internacionales “made in USA”, para salpicar el espectro politiquero de relativas “sorpresas”.

Ya veremos si aprenden los leones, afeitados o no.

¿Son muchos o pocos los fieros y los que se pintan como tales?

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