IDEANDO
Mediocridad en tv
Los medios de comunicación son empresas y por tanto su fin primordial es producir riqueza.Los que invierten en esta industria son empresarios y no benefactores de la educación del pueblo. Su rol es de negocio y no de beneficencia. Esa es la verdad monda y lironda. No obstante, como en toda industria, existen ciertos pruritos cualitativos que hacen digno o indigno el negocio. Si un medio de comunicación es comercialmente exitoso y al mismo tiempo respeta los valores éticos de su ejercicio, es dos veces bueno. Si viene acompañado de prendas cualitativas, el mérito y la reputación es doble. En el caso de la televisión, desde el punto de vista de su contenido, la descomposición ya es preocupante, porque los programas de más alta facturación, los que poseen mejores niveles de rating, en su mayoría, son un culto a la ignorancia, al adocenamiento, al mal gusto, a la vulgaridad. La mediocridad campea libremente por los escenarios donde se busca conectar con el público al precio que sea y la fama se construye a través del lenguaje obsceno, el chiste prosaico, el baile soez y la imbecilidad. De esa manera no es tan respetable ni valioso el éxito. Esto así, porque se construye sembrando antivalores y explotando los sentimientos mas bajos de la gente. Abogamos porque predomine la decencia en los contenidos de tv. Simpatizamos con la idea de que el lenguaje se distancie de lo vulgar y brille por su corrección y elegancia. Somos partidarios de que el éxito se construya con decoro y un mínimo de prudencia. Si la tv no puede ser escuela, tampoco puede ser prostíbulo ni tribuna impúdica que denigre social y moralmente a la gente. La popularidad que se construye sobre esa base no puede ser válida ni plausible. Lamentablemente en estos tiempos el éxito de un espacio está determinado, mas que por la calidad de los contenidos y de las realizaciones, por la cantidad de la gente que consume ese contenido. Es decir, se miden cantidades y no calidades. Esa realidad agrava aun más la descomposición mediática. No abogamos porque los medios de comunicación sean seminarios para formar curas o templos cristianos o salas de tarea. Propugnamos porque los medios de comunicación sean vehículos para mejorar a la gente y no para empeorarla; que constituyan espacios de “entretenimiento sano” como ha señalado Alberto Ciurana, experto en temas de televisión y comunicación en su reciente disertación en el país.
