Tiempo para el alma

“No tengas pleito con nadie sin razón”. Pr. 3: 30.

Nos estamos volviendo hipersensibles e iracundos. Al menor estímulo reventamos. Disparamos indirectas o insultamos sutilmente o con arrogancia, pero insultamos.

A veces vamos llegando al extremo de provocar situaciones incómodas sólo para que cada cual se quede en su espacio, sin ¿invadir?, el terreno del otro u otra.

Si tan solo controláramos nuestros impulsos por unos segundos, podríamos evitar una confrontación negativa innecesaria cuando nos sentimos agredidos o agredidas.

Si hiciéramos un esfuerzo por ser tolerantes, estaríamos practicando la cultura de la paz que tanto necesita nuestra sociedad.

La preservación de nuestro espacio no está en ser islas, está en crear puentes de relaciones armoniosas.

El respeto no se gana arrebatando razones, se gana compartiéndolas.

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