El mensaje de los obispos
El 27 de febrero en la homilía del Tedeum, liturgia de acción de gracia para conmemorar las fiestas patrias de la República Dominicana, el Obispo Auxiliar de la Diócesis de Santo Domingo, Monseñor Amancio Escapa: “lamentó que el presente proceso electoral se haya centrado en los aspectos negativos de los opositores, lo que a su juicio denota “bajo nivel político”.
Ciertamente en el país todavía subyacen, formas primitivas en el manejo de las diferencias, entre muchos de los representantes de los diferentes partidos políticos. Hay demasiadas razones para creer que no hemos trillado, los senderos que conducen al desarrollo y el progreso, en orden y en paz.
Lamentablemente casi siempre, la oposición descansa su discurso, en las mismas denuncias, no en propuestas novedosas e interesantes, de lo que deberíamos hacer, para continuar la marcha hacia adelante, en la línea del desarrollo y El Progreso.
Así hemos caminado lamentablemente, desde el mismo momento que Juan Pablo Duarte proclamó la independencia de la República Dominicana, el 27 de febrero del 1844.
Cerca de 350 años antes, en el 1492, se había iniciado el más interesante proceso de integración entre los pueblos de Europa y del continente Americano; pudiendo considerar ese año como el del despegue, de toda la población del Continente Americano.
Qué pasó en América Latina? Cuales cosas diferentes a los Estados Unidos y Canadá, sucedieron en nuestra América Morena, que nos hemos quedado tan atrás. Qué cosas han hecho otras naciones, como China, Korea del Sur, Singapur, Taiwán, que de situaciones muy parecidas a las de nosotros, a mediados del pasado siglo.
han logrado colocarse en sitiales privilegiados en el mundo de hoy.
Indiscutiblemente, tenemos que extraer lecciones de las sabias enseñanzas que, esas y otras naciones nos han legado.
Tenemos que sublevarnos política, ideológica y sobre todo mentalmente, para escaparnos del triste rincón del mundo, donde hoy estamos colocados.
La voix du peuple est la voix de Dieu En esta ocasión debiéramos proclamar que: “La voz de dios es la voz del puedo”. La preocupación de la iglesia católica, por las formas y los contenidos de las disquisiciones de las diferencias, durante la campaña electoral, principalmente, tienen demasiadas lógicas.
Posiblemente, ellas dan señales de las causas eficientes, detrás de esos terribles y lamentables resultados.
Monseñor Escapa, haciendo suyo el mensaje de los obispos, con motivo de la Independencia Nacional, exhortó a los políticos a: “realizar un proceso electoral en paz, con respeto del espacio y de las ofertas de los demás candidatos, abierta al diálogo y con un verdadero sentido de madurez humana y política”.
Varios días antes, la Conferencia del Episcopado había emitido su tradicional mensaje, con motivo del día de la Independencia nacional.
En cuatro puntos, trazó con maestría proverbial, las pautas para el presente proceso electoral. Permítanme compartir con ustedes, preservando el orden en que fueron expuestos, esos puntos: “3.- Se ha dado inicio al proceso de la campaña y nuestra gente espera de los líderes políticos un comportamiento a la altura de un profesional de la política.
Es decir, se anhela que las actividades proselitistas se desarrollen en base a los programas que ofrezcan los partidos, su posibilidad de ejecución y atendiendo a las prioridades de los problemas que afectan en su conjunto a nuestra sociedad dominicana”.
“4.- No es deseable una contienda política de bajo nivel, centrada en los aspectos negativos de los opositores como si quienes la realizan no tuvieran nada positivo que ofrecer de sí mismos como candidatos o como partidos”.
“6.- Una campaña electoral apoyada en principios, en valores y en programas, llevada con respecto y en sana coordinación con los opositores, habla mejor de la madurez política de los partidos y candidatos”.
“7.- Exhortamos, pues, a realizar un proceso electoral en paz, con respeto del espacio y de las ofertas de los demás candidatos, abierta al diálogo y con un verdadero sentido de madurez humana y política.” Después de éstas aleccionadoras enseñanzas, cualquier otro comentario, prácticamente estaría de más.
Lecciones para el presente Diría Alvarito: “Más claro, ni el agua”. Al margen de los debates; el embardunamiento de las ciudades con todo tipo de propaganda política; la saturación de las emisoras de radios y plantas de televisión, de anuncios de candidatos, el país sigue caminando muy natural.
Por suerte han sido superados los tiempos en que el aparato productivo se resentía, en periodos de elecciones.
Seguimos recibiendo más inversión económica directa del extranjero; más turistas y los vaticinios de los organismos internacionales, dicen que nuestra economía seguirá creciendo a un ritmo superior al 6%.
Por todo esto, la sabiduría del país, se manifiesta en cada una de las encuestas que las más prestigiosas firmas encuestadoras, dan a la luz pública.
Incluso las que paga el candidato de la oposición, reconocen el sitial privilegiado del Presidente Danilo Medina Sánchez.
Ojalá que la oposición haga caso, al mensaje de los obispos.
Que se entienda que, en pocos días pasarán las elecciones y todos, tendremos que volver a la normalidad.
Seguimos siendo ciudadanos de una media isla. Unidos por vínculos históricos, culturales y consanguíneos.
No laceremos nuestra hermandad, para que podamos recomponer, rápidamente nuestra sociedad y, todos podamos marchar unidos, por la consecución de los sagrados y grandes objetivos de la patria.
Los próximos días serán de recogimiento.
El pueblo dominicano se entrega con pasión y devoción, a los actos litúrgicos de la “Semana Santa y a las actividades recreativas.
Unos la aprovechan para concentrarse en sus labores religiosas, otros, la mayor parte, a actividades de “sana recreación”. Nuestras playas y nuestras montañas se visten, de las más vistosas y coloridas manifestaciones de presencia espontánea, de todos los estratos de la población.
Al regreso, habremos entrado en la: “recta final”, de la presente campaña electoral, convencidos de que en ésta ocasión, por el bien de toda la republica, el Presidente Danilo Medina seguirá firme, racional y moderadamente conduciendo el vehículo de la nación, por los próximos cuatro años.
*EL AUTOR ES EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DOMINICANA EN JAPÓN