PENSANDO...
Sabia decisión

La pobreza es el producto de aquel que desperdicia lo que acumula, robando al pobre de lo que la naturaleza le dio como derecho.
Es propicio el momento en que vive la sociedad dominicana para reflexionar en la importancia de gobernar desde el poder, apoyado en la equidad social. Cuando analizamos frases célebres del mexicano Miguel Ángel Cornejo, escritor de liderazgo y desarrollo personal, entendemos que las ideologías partidistas no están por encima de la sensibilidad social de sus líderes. Y digo esto, porque una de sus frases expresa: “Dar es la mayor manifestación del poder, el que sirve domina”; y es lo que hemos asimilado del mandato de nuestro presidente, el Lic. Danilo Medina. Dentro de su obra de gobierno ha llegado a estratos donde nunca habían experimentado la presencia física y moral de un gobernante.
En la escuela política de Bosch y Balaguer, nunca faltó el testimonio de ir en rescate de los más desposeídos.
Medina, alumno aventajado de esos liderazgos, ha sabido conjugarlos con el pensamiento humanístico del Dr. José F. Peña G., el mayor líder de masas de nuestra historia republicana, para pisar el gran escenario de un gobierno compartido, donde todos se sientan representados y a todos pueda llegar la mano del patrimonio público con equidad y justeza.
Citando a Cornejo, aprendemos de que, “El que ve más que los otros es un líder, el que profetiza y vaticina, el que inspira y señala con su brazo en alto, el que no se contenta con lo posible, sino con lo imposible”. Así vemos con más claridad el camino hacia la igualdad social y con ella la firmeza de llegar a un sistema de derecho donde las garantías ciudadanas sean el respeto a la institucionalidad.
Repartir el tesoro sabiamente es liberarnos de males, y el que con avaricia guarda, va acumulando desgracia. Es el momento de encontrarnos en una coyuntura donde nuestras decisiones mancomunadas al margen de las venganzas y el resentimiento, sean la clave de una mejor convivencia.
La gobernalidad es hechura de las decisiones de no atropellar y menospreciar a los que nos adversan. Es entender que ellos también son un activo para las buenas decisiones.
Cornejo, dice: “En la calidad de mis decisiones está la arquitectura de mi propia vida”; y yo agrego de manera plural, que en la decisión de todos está la prosperidad de un mejor futuro.
