PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Vaticano II: ni sujeto a malos augurios, ni precocinado

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Manuel P. Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

La composición del Concilio Vaticano II mostraba un cambio respecto al Vaticano I, en el cual los padres conciliares europeos representaron el 72% y ahora, en el Vaticano II constituían el 39%. Norteamérica había subido del 8.3% al 13%. América Latina saltaba del 6.3% al 22%. Medio Oriente había sido el 5.5” se reducía ahora al 3.5%. África, crecía del 1.0% al 10%. Asia 4.8% al 10%. Oceanía del 1.9% al 2.5%.

El 11 de Octubre se 1962, con su discurso Gaudet Mater Ecclesia, Juan XXIII inauguraba solemnemente el Concilio. En clave optimista, reconocía que se vivía un momento de grandes oportunidades y denunciaba las posturas negativas: “En el cotidiano ejercicio de nuestro ministerio pastoral llegan, a veces, a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción y de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina; van diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido empeorando; y se comportan como si nada hubieran aprendido de la historia, que sigue siendo maestra de la vida, y como si en tiempo de los precedentes Concilios Ecuménicos todo hubiese procedido con un triunfo absoluto de la doctrina y de la vida cristiana, y de la justa libertad de la Iglesia. Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente. En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones humanas que, por obra misma de los hombres pero más aún por encima de sus mismas intenciones, se encaminan al cumplimiento de planes superiores e inesperados; pues todo, aun las humanas adversidades, aquélla lo dispone para mayor bien de la Iglesia.”

El Papa pedía que se distinguiera entre lo sustancial en la fe y sus formas históricas. La tarea de la Iglesia no consiste en repetir fórmulas pasadas, sino en comunicarla [la fe] <> al mundo hodierno. El Concilio debía de tener apertura y no dedicarse a condenar herejías. Se necesitaba tomar en serio los interrogantes del mundo moderno.

El 11 de abril del 2015, el Papa Francisco hacía suyas estas palabras de Juan XXIII, también de su discurso inaugural: ´En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidadÖ La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad católica, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella ª. (Vultus Misericordiae, 4).

El 13 de Octubre, el Secretario Pericles Felici exponía la necesidad de elegir 10 comisiones. Se les había “facilitado el trabajo” a los padres con una lista de expertos. De haberse aprobado, ¡el Concilio habría sido pre cocinado por la Curia!

Intervino el Cardenal Liénart: --apenas nos conocemos. Esperemos para elegir--. Se retrasan las elecciones varios días en los cuales ocurren intensos contactos y se elabora una lista internacional conformada por especialistas de gran calidad. El 16 de Octubre era elegida una lista internacional de expertos. Los candidatos de la Curia, ¡quedaron fuera! Pero, Juan XXIII, buscando el consenso también a favor de la minoría conservadora, usó su derecho a nombrar un tercio de los expertos para volver a incluir a varios de los expertos conservadores.

El 22 de noviembre se discutía el esquema sobre la liturgia que abría la puerta al uso de la lengua vernácula. Una minoría insistía en el latín como expresión de unidad y vinculación a Roma.

El Concilio se apartaría del esquema oficial para tratar sobre la revelación.

El autor es profesor asociado de la PUCMM

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