EL ROEDOR
Sin ‘compromisos’

*A mi Cardenal López, en sus 55 años haciendo”.
*Quien no sepa que el mundo de hoy es una pocilga de corrupción, extorsión, robos descarados, falta de árbitros y de Justicia, que se calle la bocaza. O acaso los científicos criollos no se acuerdan cuando el presidente Batlle, de Uruguay, comenzado el lío con la destitución de De la Rúa, le grabaron un infidencia, cuando dijo que “los argentinos son una manga de ladrones” ¿Cuántos esposos tuvo Cristina K., porque la suciedad no se los han sacado como el acumulo de que asesinó al fiscal Nisman? Macri, 56 años, ha tenido 5 esposas (¿?). ¿O acaso F. Collor de Melo, que le hicieron renunciar en Brasil por enamorar la cuñada y mandarle flores, y después el escándalo millonario del suicidado Paulo César Farías, no es de nuevo senador? Sólo la necedad y el prejuicio pueden ignorar que el Grupo Clarín, de Argentina, carece de moral para acusar a nadie, porque es un monopolio que hasta el papel le vende a quienes quiere y que robaron ¡niños! cuando los 30 mil asesinados de la dictadura militar; pero no dicen que en España hay más de 100 presos sólo de la Alcaldía de Valencia, por corrupción. ¿Mala fe? La ignorancia y el chisme son los dos “universos” más grandes que el Universo real. ¡No jodas, ombe! (a.u).
1.-DON JUAN TIENE un libro pequeño: “La pequeña burguesía en la historia de la RD”, y el No.40 de la revista “Política: Teoría y Acción”, escribe sobre las guerras de Bolívar, que ganó dos batallas en el mismo lugar: Carabobo. De modo, pues, que nos dedicaremos a explicar algunas cosas basadas en esos textos de “Mi caudillo”. Antes que Bosch, un clásico del materialismo histórico, definió a la pequeña burguesía (hoy sofísticamente llamada ‘clase media’), como el “sector de clase” más veleidoso ante los acontecimientos sociales y políticos, porque tiene un “afán enorme por convertirse en dueña del capital (capitalista o burgués), y un miedo inmenso a descender al lugar del proletario, que tiene que vender su fuerza de trabajo para poder vivir. Y hoy más donde los trabajadores, en todo el mundo, están perdiendo las conquistas sociales, ya sea en África, América Latina o la enorme Asia, en los llamados países de “bienestar social” y los países altamente desarrollados.
Lo que quiere decir que la famosa ‘clase media’ (pequeña burguesía), primero, no tiene que agradecerle su estatus a nadie porque si estaba en la pobreza, o pobreza extrema, no es su culpa sino de la clase política desde los descubrimientos y conquistas geopolíticas, que expoliaban los capitales de la deuda social, sin respetar leyes u ordenanzas de monarcas, caso del primer gran Imperio moderno, la Pérfida Albión (Inglaterra), y luego el contemporáneo y postmoderno (¡Oh, el fin de la historia!), Estados Unidos, que nació enfrentando a Gran Bretaña y cercenándole dominios y prerrogativas, al extremo hoy el alcalde de Londres grita que si Gran Bretaña permanece en la UE por la presión o intereses de USA, su país será el que joderá. Que el Reino Unido debe dejar la Zona Euro.
En estas pocas palabras, El Escribano advierte que no todo el que por la acción del Gobierno de Danilo, y él lo sabe más que nadie porque se ha aliado con todos y le ha dado sus óbolos a toda esa ‘clasucha’, debe favor y voto, sino que Danilo debe seguir su consigna de “buscar los votos hasta abajo las piedras”, aunque lo mismo le he oído a Quique, a Abinader, a Miguel y a Pelegrín Castillo y a su candidata vicepresidencial.
La ideología de la clase media se formó en las carreteras de Constanza, de Pedernales y Miches: evadiendo abismos de la pobreza a ambos lados; es decir, que no acepta distracción, “buscándosela como un toro” (frase de Alejo Carpentier, “Conferencias”, 1974). Razón por la que don Juan no creía en la pequeña burguesía, y mientras menos culta y más baja, peor. Todos nuestros avatares y la arritmia histórica las atribuyó a esa condición de la mayoría de los dominicanos. Y al mismo Danilo Medina, cuando primer ministro en el cuatrienio del PLD en el Poder (1996-2000), decía que cuando a los peledeístas les daban un empleo consideraban que no era un favor, sino el fruto de su trabajo el PLD (no sé ahora, pero ¡se sudaba!).