Tiempo para el alma

“Has de ver cosas mayores”. Jn.1: 50.
Probablemente nunca alcanzaremos a comprender la infinitud del poder de Dios, un poder que viene acompañado de misericordia, fidelidad, amor y perdón, igualmente ilimitados. Cuando vemos desgracias a nuestro alrededor la brecha de nuestra incredulidad se hace más amplia y más profunda, los “cómo” y los “por qué” nos invaden aminorando nuestro entendimiento e incluso nuestra fe; no comprendemos que Dios piensa diferente a nosotros. Los Evangelios nos cuentan tantos milagros de Jesús, que los leemos una y otra vez y seguimos absortos.
Hoy en día podemos escuchar testimonios de milagros actuales y nos queda la duda.
¿Qué queremos? Queremos ver, palpar, vivir; sin embargo, no todos tenemos esa dicha, quizás tenemos otras mejores, disponer nuestra actitud para dejar que el Señor nos transforme y haga cosas increíbles, insólitas con nuestra persona, con nuestra forma de ser, con nuestra vida. Esas son maravillas, tanto como ver ángeles subir y bajar a nuestro alrededor.
No esperemos los “fuegos artificiales”, nuestra propia vida es la gran oportunidad de ver “cosas mayores”.