Pueblo reacciona ante la afrenta

El pueblo dominicano ha empezado a reaccionar ante la última ofensiva que ha constituido lo que he denominado un ciclón LGBT sobre República Dominicana.
El pasado viernes más de 25 mil dominicanos le habían escrito a la Casa Blanca pidiendo la destitución del embajador James Brewster, después que se difundiera una foto de él y su pareja visitando una escuela pública, conversando con profesores y estudiantes menores de edad.
El embajador de EEUU, de manera desafiante, apoyado por su gobierno en comunicado público, ha dicho que continuará visitando escuelas públicas con su pareja todas las veces que sea invitado.
La respuesta del embajador de EEUU identifica con claridad meridiana dónde está el centro del problema que, a decir de nuestro flamante canciller Andrés Navarro, es tan intrascendente que es preferible no referirse a él.
El embajador de Estados Unidos y su pareja quieren hacer en RD un plan piloto de cómo un país pequeño y pobre como el nuestro pueda, de la noche a la mañana, barrérsele toda su estructura de valores cristianos de vida y familia e imponer el matrimonio gay y agenda LGBT. Es entendible, si se toma en cuenta de que él no es un embajador de carrera en su país y que fue escogido por méritos políticos y de recaudación de fondos de la causa que de manera vehemente impulsa.
Quien está fallando a los dominicanos, violando la Constitución y dejando que “trapeen el piso” con nuestra soberanía, es el presidente Danilo Medina, sin cuya anuencia, directa o indirecta, y la de su gobierno, el embajador Brewster no pudiera estar moviéndose en la República Dominicana como si fuéramos una colonia y él un gobernador.
¿Cuál es el mensaje que reciben los niños estudiantes de nuestras escuelas al recibir un diplomático extranjero casado con otro hombre? (institución jurídica contraria a la Constitución de República Dominicana). Es evidente que el daño a la niñez y a la juventud dominicana es incalculable, creando una gran confusión en ellos acerca de que la unión de un hombre y una mujer no es la única forma de crear una familia y de formar un matrimonio, conforme a la Constitución, las leyes y los valores cristianos que han acompañado a este pueblo desde el día de su fundación bajo el lema de “Dios, Patria y Libertad”.
El mensaje subliminal de estos encuentros es llevar a la mente de los niños y niñas de RD que puedan enamorarse de compañeras o compañeros del mismo sexo y que, al igual que el embajador de Estados Unidos y su pareja, se podrían casar cuando sean mayores de edad.
La ofensiva LGBT quiere introducir en las escuelas el uso de faldas para niños, tal y como lo han hecho ya en Puerto Rico, lo que crearía no sólo un daño estructural en la identidad de esos menores, sino de cualquier menor que conviva en la escuela con ellos, convirtiéndose todo al final en una incitación clara al lesbianismo y homosexualismo como nuevo standard de la relación de pareja, destruyendo así los valores de vida y familia que están protegidos celosamente por la Constitución de la República.
Ha hecho muy bien la Asociación Nacional de Profesores (ADP) en pedir al Ministerio de Educación no seguir permitiendo al embajador y su pareja este tipo de encuentros en escuelas públicas.
El país, sus iglesias, las asociaciones de padres de escuelas públicas y privadas están reaccionando indignados en toda la geografía nacional ante la afrenta del embajador y su pareja y la actitud cobarde y servil del gobierno dominicano.
En el comunicado del gobierno de los Estados Unidos defendiendo las actuaciones de su embajador se sostiene que la actual resistencia del pueblo dominicano frente al Sr. Brewster es la obra de un grupo minoritario de la sociedad dominicana, recalcitrante y conservador, que quiere aferrarse a valores supuestamente “atrasados” del cristianismo. ¡Cuán equivocada y desinformada está la Casa Blanca y su consejo de seguridad nacional, si cree que esta reacción legítima del pueblo dominicano indignado es una obra de minorías prejuiciadas!
El pueblo dominicano superó hace mucho tiempo el sentimiento antinorteamericano que sobrevino después de la intervención militar de 1965. El pueblo dominicano aspira a mantener las mejores relaciones con los Estados Unidos, siempre y cuando sea sobre la base de respetar su soberanía y su autodeterminación a decidir con libertad, sin manipulaciones externas, cuáles son sus valores de convivencia social. Como decía el pastor Ezequiel Molina el primero de enero, para imponer el matrimonio gay y la agenda LGBT y la fusión con Haití, tendrán que pasar por encima de un pueblo dominicano eminentemente cristiano, decidido a luchar por su existencia como nación y a preservar los valores cristianos de vida y familia que le han acompañado desde su formación.