PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Roncalli: Nuncio, patriarca y Papa

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Manuel P. Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Roncalli era un desconocido. Cuando un periodista francés indagó ante la curia quién era el mentado Mons. Roncalli, le respondieron, “une vielle baderne”, un vejestorio. Sorprendido por su nombramiento, Roncalli se lo comentó al secretario de Estado, Tardini. Pío XII le comunicó a Roncalli: “Yo fui quien actuó en esta nominación, la pensé y arreglé todo. Por eso, la voluntad de Dios no puede ser más clara y reconfortante”.

Pío XII necesitaba a Roncalli en París urgentemente para que él, y no el embajador de la Unión Soviética, saludara a De Gaulle al inicio del año. Así fue. Al iniciar sus palabras, Roncalli se excusó con el embajador de URSS por quitarle el puesto y le prometió encaminar su primera visita al día siguiente a la embajada de la URSS. Por esos días, logró que el Vaticano digiriera el nombramiento de Jacques Maritain, entonces audaz defensor de los derechos humanos, como embajador ante la Santa Sede. Aplacó a De Gaulle, quien quería fueran removidos de sus sedes 25 obispos franceses por haber colaborado con el invasor alemán. Roncalli los redujo a siete.

Roncalli se paseaba por el “beau quartier” de París entablando conversaciones con los caminantes. Pío XII consideró que esas caminatas no convenían a su dignidad. Thomas Cahill (2002, 147) sostiene que no hay ninguna evidencia de que Roncalli se reuniera con los sacerdotes obreros franceses, ni de una bendición, ni de una condena. Eran los misioneros del Cardenal Suhart (Ü 30-05-1949), profundamente preocupado por el muro que aislaba a la Iglesia de las masas. Luego de la visita a Roma de los arzobispos de Lille, Lyon, y París declararon inaceptable el experimento de los sacerdotes obreros. Se les permitió dedicar tres horas diarias al trabajo desde una parroquia. Prevalecieron las cautelas, ante la difusión de rumores interesados de que estaban penetrados por los comunistas. Juan XXIII no los rehabilitó. Paulo VI los permitió bajo una estricta supervisión.

Por su parte, Pío XII estaba preocupado, porque a pesar de los 32 cardenales creados en 1946, el número de purpurados descendía de nuevo. En 1953 creó 24 nuevos cardenales. Ahora los italianos representaban solo la tercera parte del colegio cardenalicio. Roncalli fue nombrado Cardenal el 12 de enero y tres días más tarde Patriarca de Venecia donde se distinguió por su bonhomía, intensa actividad pastoral y firme oposición a las maniobras del enorme partido comunista italiano, hasta la década de los 1960, el mayor de Europa.

Durante el invierno del 1957-58, Roncalli concluyó el quinto y último volumen de su obra sobre San Carlos Borromeo (1538 - 1584) arzobispo de Milán. Pío XII falleció el 9 de octubre de 1958. Roncalli fue electo como “Papa de transición” en la décima segunda votación. Escogió para su coronación el 4 de noviembre de 1958, la fiesta de San Carlos Borromeo. Era un anciano de 77 años.

Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, representó en su época uno de los esfuerzos más serios por poner en práctica el Concilio de Trento (1545 - 1563). Borromeo visitó personalmente los lugares más recónditos de su afamada arquidiócesis, así fuese a lomo de mula, sorteando barrancos y bandidos. El Papa Pío IV era su tío, pudo haber sido lo que hubiese querido y él, como tantos diocesanos insignes, no quiso ser más que un pastor. Borromeo explica muchos aspectos de Juan XXIII.

El 25 de enero de 1959, Juan XXIII, el “Papa de transición” sorprendía al mundo con tres proyectos: un sínodo diocesano de Roma, un Concilio Ecuménico y la revisión del código de derecho canónico.

El autor es profesor asociado de la PUCMM.

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