¿Qué pasa con la Feria del Libro?
El sector cultural del país está en crisis desde hace tiempo y, aunque el gobierno del presidente Danilo Medina se ha empeñado en la educación, hay que concluir en que en lo que a la cultura atañe, los libreros, escritores, trabajadores culturales y editores criollos no han recibido ningún apoyo.
Hay señales que nos llevan a pensar que la Feria Internacional del Libro, pautada para celebrarse del 20 de abril al 2 de mayo venidero difícilmente sea realizada en este año. A saber: El anuncio, hecho desde el año pasado, de que el país invitado sería República Dominicana, quiere decir, que se invitó a nosotros mismos.
La entrega de los premios Soberano para el 3 de mayo próximo, un día después fi nalizada la FIL.
Se ha comenzado la remodelación del Teatro Nacional y la construcción de un estacionamiento en áreas que son ocupadas por los expositores de la Feria y en las que, dicho sea de paso, se ha hecho una criminal tala de árboles eliminando así ese pulmón de la ciudad.
Dicho estacionamiento está en el lugar que tradicionalmente ocupaban Funglode, la Vicepresidencia de la República, Ege Haina y algunos expositores internacionales y otros nacionales, entre ellos Cuesta Centro del Libro.
A menos de dos meses para la supuesta inauguración, no se han comenzado a construir los pabellones para los expositores, trabajos que regularmente se inician dos meses antes del evento.
No hay que olvidar la polvareda que ha suscitado la entrega del Premio Pedro Henríquez Ureña al Premio Nobel Mario Vargas Llosa que no solamente ha irritado a los “nacionalistas” del patio sino que también ha enfrentado a sectores a lo interno del Gobierno.
A todo esto hay que agregar que la FIL implica compromisos económicos para los expositores criollos y para los numerosos invitados internacionales (escritores, prestigiosas fi rmas editoras, etc.) que invierten en pasajes y en el envío de sus mercancías para estar presentes en el evento.
Ochenta millones de pesos hay destinados en el Presupuesto Nacional para la Feria de este 2016. Ese debe ser un evento esencialmente cultural, en el que prevalezca lo cualitativo y no lo cuantitativo, en el que se promuevan nuestros valores porque no es posible que la República Dominicana, con tantas plumas excelsas que exhibir, solamente se conozca por la pelota, la bachata y el ron. Que hable el Ministerio de Cultura.