Giuliani, no es “el americano feo”
Todavía permanece en la memoria cinematográfica de los años 60 del siglo pasado, aquel film titulado, “El americano feo”, con una formidable actuación del actor Marlon Brando. La película está basada en la novela “The Ugly American”, de los escritores, William J. Lederer y Eugene Burdick. La obra es uno de los referentes históricos en la lucha contra el comunismo en el sudeste asiático, en plena “Guerra Fría”, dualidades y contradicciones en el manejo de las diferencias sociales, culturales y étnicas de las poblaciones de esa región, a través del representante de las políticas norteamericanas, en la salvaguarda de los intereses de gran potencia en su confrontación con las influencias de la Unión Soviética y China Popular, poniendo de relieve ciertos niveles de arrogancia y manejo inadecuado, así como incompetencia del embajador, frente a determinados sectores sociales y populares.
Nuestro “americano feo” lo fue en 1965 el embajador William Tapley Bennett, quien ni entendió ni operó con capacidad diplomática el estallido de la revolución constitucionalista, porque no conocía a nuestro pueblo ni sus valores nacionales y patrióticos, convirtiéndose en un emisario de toneladas de desinformaciones y calumnias al presidente Lyndon B. Johnson, que provocaron la injusta intervención militar en nuestro país del 28 de abril de 1965.
Nuestro país tiene recuerdos agradables del presidente John Kennedy y su proyecto de la “Alianza para el Progreso”, que apoyó decididamente al gobierno constitucional del profesor Juan Bosch en 1963, y quien se opuso de manera terminante y pública al Golpe de Estado del 25 de septiembre, ejecutado por grupos oligárquicos, facciones militares corrompidas, una parte del alto Clero y la colaboración virtual de la misión militar norteamericana en el país, que obedecía instrucciones del “Pentágono”, en oposición al “Departamento de Estado”. (Hubo declaraciones del secretario de Estado, Dean Rusk, en los primeros días de octubre de 1963, en el sentido de investigar la denuncia, de que miembros de la misión militar norteamericana en Santo Domingo, habían estado alentando a los militares golpistas dominicanos).
Nuestro país tiene recuerdos agradables del presidente Jimmy Carter, cuya política en relación con América Latina, propició la alternabilidad democrática en nuestro país, variando el apoyo a las dictaduras militares en el continente y a las reelecciones indefinidas de gobernantes, uno de los factores influyentes en la victoria de Antonio Guzmán y el PRD en 1978.
Rudolf Giuliani, el célebre alcalde de New York, no es ni por asomo el “americano feo”, sino todo lo contrario, un hombre amable, que nos visita, con gran carisma, conversador, hombre de propuestas y objetivos. Compartimos en el hogar de Luis Abinader y su esposa Raquel, junto a un grupo de personalidades, en la noche del pasado domingo con este hombre, y nos sorprendió su rápida incorporación de conceptos e ideas, sobre cómo enfrentar la delincuencia y promover el desarrollo social, económico y humano de un país. Gracias a sus políticas de seguridad convirtió a New York, de ciudad insegura en grado máximo, ahíta de crímenes, asaltos y desmanes, en una de las ciudades más seguras del mundo. Redujo en un 70% la inseguridad bajo la llamada “Estrategia Policiaca Número Cinco” cuya tarea esencial fue reclamar los espacios públicos de la ciudad de los rascacielos.
El alcalde Giuliani decretó más de 2,500 millones de dólares en reducciones tributarias, incluyendo el impuesto sobre arriendos comerciales, el impuesto de renta y el impuesto de ocupación hotelera. Estas reformas junto con la disciplina fiscal le permitieron convertir en superávit el déficit presupuestario de 2,300 millones que había heredado. Promovió un amplio crecimiento de la ciudad, creando 450 mil nuevos empleos, propiciados por el sector privado en 8 años e hizo crecer el turismo a niveles sin precedentes.
Giuliani, ha sido buscado por Luis Abinader, candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, como asesor, para poner en marcha un plan de seguridad ciudadana a fin de devolver la paz y tranquilidad a la familia dominicana. Giuliani ha dicho que el programa de seguridad implica mejores condiciones de vida para los miembros de la institución policial, un mayor nivel de profesionalización y un esfuerzo para incentivar la honestidad entre estos servidores públicos. Otro punto de vista importante expresado por Giuliani, es que no se puede reducir la criminalidad sin la cooperación del sistema judicial. Giuliani fue enfático en indicar que la única manera de enfrentar la delincuencia por arriba, es con voluntad política, combatiendo la corrupción. Rudolph Giuliani, asesor del proyecto de seguridad del candidato a la Presidencia de la República Dominicana, Luis Abinader, afirmó que Abinader tiene la suficiente determinación para buscar el apoyo que se requiera, para el fortalecimiento y aplicación del plan de seguridad ciudadana, a fin de retornarle la paz a la familia dominicana.
Rudolph Giuliani es un asesor conveniente en materia de seguridad ciudadana, tiene firmeza y estampa de autoridad. Asume en medio de la barahúnda politiquera en nuestro país, el modelo paradigmático del asesor que necesitamos, desechando a los urdidores de campañas demagógicas, exitosos en modelos que empiezan su decadencia de poder, tras las requisas judiciales y los barrotes de procesos delincuenciales. Giuliani no es “el americano feo”, sino el amigo necesario, inspira confianza su transparencia y su solidaridad con los dominicanos, en este tránsito punzante de su democracia lesionada.