Me opongo

Me opongo a los que siempre se oponen a todo.

Me opongo a los que se oponen solo por oponerse.

Me opongo con virulencia a aquellos que solo por interés personal se oponen al desarrollo del país.

Me opongo a los que se oponen a las novedades. Me opongo a los que por egoísmos personales tratan de suplantar a las autoridades y entienden que ellos deciden qué se hace y qué no se hace en materia de transporte en el país.

Me opongo a la sinrazón de los que se oponen.

Me opongo a los que se oponen por la fuerza y no por la razón a los asuntos relacionados con el servicio de transporte en el país.

Me opongo, porque el país no solo es de los que viven oponiéndose.

Me opongo a todos los que se oponen con “uñas y dientes” a la competencia, pero aplauden los subsidios que los hacen cada día más ricos y poderosos.

Me opongo porque también a mí me asiste el derecho a oponerme.

Claro, me opongo, sin quemar gomas, sin destruir propiedades, sin blandir armas de fuego, sin tubos ni armas blancas, sin groserías, sin poner en riesgo la vida de los ciudadanos, sin obstruir el tránsito y sin utilizar recursos propios del bajo mundo.