¡Debate en la UASD sobre el azar!
El próximo viernes 23 se producirá un interesante debate sobre el papel del azar, de lo imprevisto, del “cisne negro” en la historia, a propósito de la obra, “De Trujillo a Fernández Domínguez y Caamaño” de nuestra autoría (Premio Nacional de Historia, 2013). Hablar de exposiciones, de ideas en circulación, de debates, constituye una información novedosa en un medio que ha ido perdiendo su capacidad de asombro, su formulación crítica. La Universidad Autónoma de Santo Domingo, su Rectoría, la Vice Rectoría de Extensión, y el Decanato de Ciencias Jurídicas y Políticas, coordinan este trascendental encuentro, dentro de los actos magnos del programa del Aniversario de la fundación, de nuestra más vieja y alta Casa de estudios.
Tres intelectuales críticos, Narciso Isa Conde, Luisa Navarro y Nelson Rodríguez Ceballos, abordarán el tema desde diferentes ángulos. Los tres han estado en el vórtice del fenómeno histórico. Isa Conde como participante en acontecimientos cardinales de la vida histórica nacional, con una trayectoria coherente de sus ideas y de su propia vida, Luisa Navarro, historiadora, directora del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Nelson Moreno Ceballos, cientista social, acucioso investigador crítico, médico psiquiatra de profesión. Estas tres personalidades, expondrán sus criterios en un foro de precisiones intelectuales y hallazgos históricos sociales sobre el azar.
La tesis del azar como categoría histórica es polémica pero intensamente esclarecida por la observación científica de sucesos, hechos e impredecibles fenómenos concurrentes. Según la llamada, “Interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica”, en un experimento controlado, hasta en sus más mínimos detalles, siempre hay un grado de aleatoriedad en el resultado. La “Teoría de las variables ocultas”, sostiene que el resultado de un experimento viene determinado por un cierto número de características, aún desconocidas. El autor G. Balandier, en su obra, “El desorden, la teoría del caos y las ciencias sociales”, precisa, que el desorden, portador de una infinidad de posibles, de una fecundidad inagotable, es el mismo generador de orden, hace de éste un accidente, un acontecimiento.
Otro autor, D. Antiseri, en “Historia del pensamiento filosófico y científico”, dice, que el azar no es producto de nuestra limitación o insuficiencia de conocimientos para aprehender su definición conceptual, sino el fondo de las cosas y la naturaleza de sus relaciones, independientemente del conocimiento que de ella tenemos.
Cournott, en su ensayo, “Tratado del encadenamiento de las ideas fundamentales en las ciencias, en la historia”, excluye cualquier tentativa teórica de asociar el azar a un misterio providencial o metafísico, nos habla de un salto a lo cualitativo de lo epistemológico, el azar estaría provisionalmente fuera del alcance de la ciencia, pero es parte consustancial de la cosas, de la expresión material de los sucesos, tejido orgánico de los fenómenos y no estatuto metafísico.
Uno de los padres fundadores del llamado “socialismo científico”, Federico Engels, en su obra “Dialéctica de la Naturaleza”, dice que es incorrecto considerar la necesidad o lo necesario como lo único interesante desde el punto de vista científico, y el azar o lo casual como indiferente para la ciencia, pues así, “cesa toda ciencia”.
Engels dijo que la metafísica está cautiva de la contraposición que media entre casualidad y necesidad y no entiende como lo casual es necesario y lo necesario es al mismo tiempo casual. Maquiavelo reconoce que la fuerza de las circunstancias- azar, fortuna- destino se opone al libre albedrío. El especialista mexicano en historia, Antonio González Barroso, dice que si el azar en la física parece un descubrimiento relativamente reciente, en la historia su presencia es secular. Por ejemplo la “Fortuna”, personificación del azar en la antigüedad, es una de las pocas diosas paganas que subsiste en la historiografía hasta el siglo 18, a pesar de los intentos del teólogo latino, Agustín de Hipona, de sustituirla por la “Providencia”.
En la historia dominicana el azar ha sido una constante persistente en todas las etapas y ciclos de los procesos sociales. El azar no como explicación de la imprevista aparición de lo aleatorio, sino como un factor concurrente (“el azar concurrente”, como lo llamó el poeta cubano Lezama Lima), dentro del conjunto de causas económicas y políticas que catapultan el hecho histórico.
Quienes postulan el absoluto, la cerrazón a toda fisura del pensamiento, el reino de la certidumbre ideológica, el historicismo como método universal de exégesis, empobrecen las perspectivas del análisis.
La dictadura de Trujillo está inficionada de sucesos en los cuales intervinieron factores aleatorios, casuales, que a la vez, determinaron situaciones que definieron escenarios y actores, no supuestos ni esperados, dentro del ordenamiento lógico del tiempo histórico. La historia universal es pródiga en ejemplos de situaciones imprevistas. La revolución de abril de 1965 está rebosada de “cisnes negros”, la figura usada por Nassim Taleb, para describir el azar en su formidable libro sobre el tema. El debate o exposición de ideas del viernes 23 de octubre, en el auditorio del antiguo edificio de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UASD, casi esquina Correa y Cidrón, será un acontecimiento trascendental de la reanudación del pensamiento, como ente de búsqueda y discernimiento en los dominios de la intelectualidad progresista. Todos están invitados a participar en este evento de calidad, elevando el coeficiente, la capacidad de abrir la mente y fortalecer la visión histórica, con nuevos aportes y observaciones.