PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Una primera evaluación del Concordato

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Manuel P. Maza Miquel S.J.Santo Domingo

El Concordato fi rmado entre la Santa Sede y Alemania el 20 de julio de 1933 no fue “el Concordato”. De hecho, entre 1919 y el 1938 la Santa Sede fi rmó 38 concordatos. En el caso alemán, según Roma; la iniciativa partió del Reich y no del Vaticano. Recojamos algunas reacciones.

Hitler exultaba durante el mes de Julio de 1933 y resumió el proceso en tres grandes logros: primero, el Vaticano negoció con nosotros, siendo así que en Austria se nos tilda de enemigos de la religión.

Segundo, lo hemos conseguido en poco tiempo. Se ha obligado a los obispos a negociar y a reconocernos sin reservas. Tercero, con el Concordato la Iglesia se ha retirado de sus actividades en asociaciones, sindicatos. Se ha disuelto el Partido del Centro y el Vaticano ha ordenado que los sacerdotes no participen en política (Coppa, Controversial Concordats, 1999, 138). El 24 de Julio, 1933 el Cardenal Faulhaber le recalcaba a Hitler: el Concordato mejoró la posición de Alemania internacionalmente.

Sin mencionar ni a Hitler ni a los Nazis, esperaba que no se quedase en papel. A Hitler le lanzó esta fl or: “Lo que los anteriores parlamentarios y partidos no lograron en 60 años, su amplia visión de estadista ha logrado en seis meses este acuerdo de trascendencia mundial.” El fi no historiador que fuera el profesor de historia eclesiástica de la Pontifi cia Universidad Gregoriana, Giacomo Martina (1924 – 2012) señala que de los 33 artículos, 21 tratan de los derechos de la Iglesia.

Para los nacionalsocialistas, el Concordato hacía demasiadas concesiones a la Iglesia. Los católicos lo entendieron como un acercamiento de la Iglesia al nazismo, por más que L’Osservatore Romano enfatizase que el Concordato no signifi caba la aprobación del régimen.

Los obispos alemanes no parecían preocuparse por los empleados católicos destituidos de sus cargos por no haberse afi liado al partido Nazi, durante la prohibición episcopal vigente de 1932 a 1933. No había ninguna preocupación por los judíos en cuanto tales, y eso que hacia fi nes de agosto, Pío XI Papa condenaba la persecución desencadenada en Alemania contra los judíos, “califi cándola de ofensa <>”.

Hubert Jedin lo evaluó así: indiscutiblemente el Concordato acrecentó el prestigio de Hitler. La maquinaria propagandística nazi se ufanó de que el Papa hubiera legitimado al nacional socialismo (Hubert Jedin y Konrad Repgen, Manual de Historia de la Iglesia Vol. IX , 1964, 119). “No supuso el hundimiento de la capacidad de resistencia de los católicos alemanes contra un régimen criminal”. Algunos publicistas católicos quisieron crear un puente “entre el catolicismo y el nacionalsocialismo”.

De hecho, ni siquiera, la minoría católica simpatizante con el nacionalsocialismo renunció al depósito de la fe. Para la Iglesia: signifi có evitar la catástrofe total del asociacionismo católico.

“A diferencia del protestantismo alemán, la Iglesia católica pudo seguir siendo en Alemania, lo que siempre había sido.” Schatz lo enjuició así: con el Concordato se quiso evitar lo peor, ni reeditar la Kulturkampf de Bismarck, ni al gueto. Para el historiador alemán, los católicos constituyeron ante el gobierno nazi “la única resistencia digna de tomarse en cuenta” y luego se pregunta, “se hubiera podido sacar mayor provecho de esa resistencia popular mediante una intervención más decidida de las autoridades eclesiásticas alemanas”.

Hay que reconocerlo, “se pudo hacer más en este sentido”. (Historia de la Iglesia Contemporánea, 1992,170).

Pacelli contradijo a Hitler sobre el Concordato. No era la aceptación del Estado Nacional Socialista; era el reconocimiento de la ley de la Iglesia por el Estado Nacional Socialista.

La Iglesia había fi rmado Concordatos con regímenes de todos los colores, “los Concordatos son hechos relacionados con la religión y asuntos eclesiales y no meramente eventos de signifi cación política,” (Coppa, 1999, 141).

Estudiemos el Concordato a la luz del tiempo transcurrido.

EL AUTOR ES PROFESOR ASOCIADO DE LA PUCMM

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