El dengue, en la cancha de los médicos

Recientemente líderes gremiales del Colegio Médico Dominicano afirmaban que el nivel de letalidad alcanzado en el país por el dengue es alarmante e instaban a las autoridades del Ministerio de Salud Pública a “reforzar los programas preventivos”.

En tanto, en los hospitales y centros de salud privados y públicos el dengue continúa cobrando más vidas. La semana epidemiológica #35, comprendida entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre pasados, Salud Pública reportó 57 muertes por dengue en el año, con 1311 casos registrados en las últimas cuatro semanas (del 9 de agosto al 5 de septiembre). En lo que va de año, ascienden a 5222 los casos.

Lo que preocupa a las autoridades de salud y creen intolerable es la letalidad de la enfermedad: alcanzó el 1.1%. Muy alta y muy por encima que la reportada por los países de las Américas a donde el dengue asola, incluyendo aquellos con una incidencia muchísimas veces mayor que la registrada en República Dominicana.

Recibimos la información y la alerta del Ministerio de Salud Pública cuando todavía resuenan las palabras del Consultor especialista en el manejo del dengue Erick Martínez Torres: “Hace tiempo el dengue no es causa fundamental de muerte”, dijo el pasado primero de septiembre.

Tememos que ese señalamiento esté siendo soslayado. Lo que impulsa a la ministra de salud a indicar incapacidad diagnóstica en los médicos cuyos pacientes de dengue murieron.

Nuestros médicos, como otros profesionales, pueden alegar que están subpagados. Que viven esa crisis fantasmal que sólo es para los de en medio y los de abajo. Una realidad que llama a solidaridad y puede motivar legítimos reclamos pero jamás inducir al abandono del compromiso y a la obligación de garantizar servicios de salud efectivos a los pacientes, servidos con entrega, capacidad, dignidad, ética y propiedad. En palabras del doctor Sergio Sarita Valdez: con ética y científicamente.

Lo contrario haría de los hospitales y centros de salud antros de la muerte y eso no lo quiere nadie, no lo toleraría nadie, no lo aceptaría nadie.

Es inexplicable que aquí el dengue tenga esa letalidad. En países con población de Aedes Aegypti muchísimo más numerosa y con muchos más casos de dengue, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la reportan muy por debajo, significativamente inferior.

En Norteamérica, Centroamérica y México ocurrieron 1,773,864 casos de dengue en la semana epidemiológica #35 (datos actualizados el 18 de septiembre, 2015), para una tasa de incidencia de 291 por cada 10 mil habitantes. De esos, 5672 agravaron (0.32%) y 795 terminaron en muerte, para una letalidad de 0.45%.

Como vemos, la tasa de muerte por dengue en toda América no supera el 0.1% de los afectados y la de agravamiento es de 0.32%. La alerta está en los casos de dengue severo cuyo 14% morirá. La estrategia médica, pues, es evitar que los pacientes agraven.

Los altos niveles de letalidad del dengue en República Dominicana no se registran aun en la región más afectada: la zona Andina, con 30 veces más (156,950) casos de dengue y 2.16 más de casos graves (1,086): un 0.69% de tasa de agravamiento.

Incluso en ese panorama expansivo del dengue, la letalidad en esa región no superó el 0.7%, lo que es 34% menos que la que estamos padeciendo.

Aparte de lo trágico que humanamente es, el tema reviste aristas económicamente devastadoras pues dice al mundo que el país está aportando el 100% de los casos de dengue severos y de muertes por dengue en el Caribe hispánico. Que de 53 casos que agravaron, 53 resultaron en muertes. Una igualdad entre dengue severo y mortalidad absolutamente inaceptable porque no la reporta ningún otro país del planeta y sí denuncia que las causas de muerte están en el mal manejo y mal cuido de los pacientes. Que médicos de hospitales y centros de salud no hacen apropiadamente lo que deben y tienen.

La letalidad apunta, pues, hacia la atención médica; responsabiliza a los médicos de las muertes por dengue. Reclama, como hace el Ministerio de Salud, un mejor diagnóstico y llama a las familias a asumir las medidas preventivas y a sumarte a las jornadas de erradicación del Aedes Aegypti.

La ministra advirtió que en Salud Pública se están revisando los expedientes de los casos de muertes por dengue. Es de esperar que esa revisión se haga con el mayor criterio científico y, de comprobarse deficiencias, que se apliquen los correctivos y consecuencias de rigor.

En el servicio público o privado de salud no puede jamás abandonarse el compromiso con la vida de los pacientes. Hacerlo denunciará la corrosión de la ética médica. Diría que lo importante ha venido a ser la enfermedad, no la salud; que lo rentable es gente enfermando, sin cura; que renta más embaucar pacientes pobres para llevarlos desde centros de salud de prestigio como la Plaza de la Salud a practicarles procedimientos no cubiertos por los seguros en clinicuchas, como intenta hacer un médico abusador con el pobre esposo de la señora que me sirve y cuida en casa.

No todos los médicos asumen estas conductas antisociales, intolerables e inaceptables.

Un sector profesional al que la sociedad ha apoyado tanto a lo largo de su historia y ha acompañado en sus luchas no puede devolver con esa moneda de desatención y esos niveles de No me importa.

Peor cuando un protocolo de atención para los casos de dengue ha circulado y cuelga en el portal del Ministerio de Salud bajo el título “Dengue. Clasificación de Riesgo y Manejo del Paciente”; cuando se ha entrenado a médicos en cómo manejar y tratar los casos de dengue y una amplia Jornada de prevención y erradicación del vector ha eliminado más de 163 mil criaderos en provincias y barrios...

De continuar estos niveles de letalidad, el país quedará convencido de la absoluta carencia de idoneidad profesional y humana del personal médico en cuyas manos terminan en muerte los casos de dengue.

Y para nuestra sociedad, más muertes por dengue son inaceptables.

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