Como hombre de Dios…

De nuevo, volvamos la mirada a este gesto de San Pablo a su discípulo e hijo muy querido, espiritualmente hablando, en el capítulo 6, comenzando el versículo 11, dice así textualmente: “Como hombre de Dios que eres, huye de la codicia del dinero, corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia, en el sufrimiento de la dulzura...”.

Ese llamado de Pablo, se lo dice a un hombre que se siente ser de Dios, a Timoteo, que es obispo. Es un consejo que vale para el obispo, vale para todo cristiano y vale para todo ser humano.

Pero también, el hombre de Dios, el hombre que está cerca de Dios, puede estar tentado de la codicia del dinero, y San Pablo lo invita a que huya de esa codicia, no le dice huye del dinero, huye de la codicia, porque el dinero es necesario, es útil, se requiere para tantas obras, y lo invita a huir de él y a correr detrás de la justicia. ¿Por qué? Porque el dinero, la codicia, te lleva a la injusticia, a practicar la maldad.

Huye de la codicia, haz del dinero lo que tú produces, lo que tú hagas, haz el bien, y prodúcelo para hacer el bien, como hombre de Dios que eres, sea quien sea, estés donde estés.

Hasta mañana, si Dios, Usted y yo lo queremos.