TIEMPO PARA EL ALMA

Tiempo para el alma

“El hipócrita con la boca daña a su prójimo”. Pr. 11. 9.

No hay integridad si hay hipocresía. No hay honestidad si hay hipocresía. No hay verdad si hay hipocresía. No hay bondad ni benignidad si hay hipocresía. No hay fi delidad si hay hipocresía. No hay solidaridad si hay hipocresía.

No hay compañerismo si hay hipocresía. No hay lealtad si hay hipocresía. La hipocresía mutila todo lo bueno: lo daña, lo seca, lo pudre.

Los seres humanos tenemos defectos, y la hipocresía es un defecto, pero cultivarla es malsano y repulsivo, sobre todo cuando se convierte en un vicio, cuando se vuelve un sello personal. Si tan solo entendiéramos cuánto daño nos hacemos a nosotros mismos cuando hacemos de la hipocresía una parte de nuestro ser.

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