PUNTO DE MIRA
David Ortiz en Club 500

Me gustaría estar en la primera fi la del juego que tendrán los Red Sox el día 21 en el Fenway Park. Dejaría mis palmas hinchadas de tanto aplaudir el seguro homenaje que habrá para David Ortiz por sus 500 cuadrangulares. Delegaré la representación en mi hijo Juan Arturo Kalaf, quien es su amigo. Los medias rojas tienen ya cuatro jugadores en la privilegiada lista de “Los 500”: Jimmie Foxx, Ted Williams, Manny Ramírez y ahora llega El Big Papi, el jugador más importante en la historia de los Red Sox.
Se afirma que los números del Big Papi le aseguran su nicho en el Salón de la Fama, lo cual se reafi rma con su ingreso en el exclusivo club de los jonroneros. Pero voy más lejos, vaticino que en la acera del Fenway Park habrá una estatua de David Ortiz. Él borró la maldición de Babe Ruth en los Red Sox y es el único del equipo que ha jugado en las tres series mundiales que ha ganado el conjunto desde 1918: 2004, 2007, 2013.
Es el quinto dominicano con más de 500. En la lista de los mejores jonroneros de todos los tiempos está en cuarta posición el activo Alex Rodríguez; en la octava, Sammy Sosa; empatados en la decimo cuarta Albert Pujols y Manny Ramírez. Este empate podría durar poco ya que uno sigue jugando.
Ortiz como bateador designado de los Medias Rojas de Boston alcanzó los 499 y 500 jonrones durante el juego del sábado 11 de septiembre contra Matt Moore, de Tampa Bay. En estos días Big Papi ha tenido una racha estupenda pasando por las marcas de Stan Musial, Fred McGriff y Lou Gehrig y tiene por superar la casilla 26 con los 504 cuadrangulares de Eddie Murray. En la casilla 19 está su compañero de equipo Ted Williams en un triple empate con Willie Mc- Covey y Frank Thomas, con 521 jonrones.
Como consagraron a Pedro Jaime Martínez, retirando su número y colgándolo en el Fenway, se hará lo mismo con el 82 de Big Papi. Este uniforme es parte de la historia de Boston.
David Ortiz es admirado en muchos estados norteamericanos. La calidad y su don de gente, le han ganado muchos corazones.
Su cuadrangular 500, bateado fuera de casa, paralizó el juego. El público de pie tributó un homenaje que parecía no tener fin.
