Las garrapatas del buey

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Silvio Herasme PeñaSanto Domingo

El llamado bloque progresista en la política dominicana viene de lejos; creó la coyuntura cuando el profesor Juan Bosch apela al pueblo para frenar la oligarquía representada por la Unión Cívica Nacional en las elecciones del 20 de diciembre del 1962, en las que ganó ampliamente. Se juramentó el 27 de febrero del 1963 y siete meses después, el 25 de septiembre del 1963, fue derrocado por las mismas fuerzas contra las cuales subió a la Presidencia.

Los 7 meses de gobierno de un presidente con extraordinaria capacidad de comunicación entusiasmó al país y el pueblo rechazó el gobierno de Estado; se daban las condiciones para una confrontación entre ambos sectores. Solo que la derecha apeló al anticomunismo para combatir a Bosch y entusiasmó con su teoría a miembros de las Fuerzas Armadas involucradas en el cuartelazo.

Llegó el 24 de Abril del 1965 y el profesor Bosch fue aclamado como líder, pero a los cuatro días del 24 de abril ya estaba aquí la invasión militar norteamericana. Luego del golpe y la invasión hubo elecciones que por muchas razones ganó el doctor Joaquin Balaguer, el gobernante títere de Trujillo. Bosch tuvo que salir del país y se despidió de Balaguer en un almuerzo celebrado en la Nunciatura Apóstolica.

Con el paso de los años y tras la renuncia del profesor Juan Bosch del PRD para formar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo que se pensaba en los corrillos de prensa era que Bosch denunciaba al Partido Revolucionario Dominicano porque en su concepto Balaguer gobernaría “toda su vida”. Esa permanencia de Balaguer en el poder la justificaba como el resultado de la invasión militar de 1965 para evitar el triunfo de la revolución constitucionalista.

Sus devotos le creían, otros entre ellos quien esto escribe, nunca aceptaron las explicaciones o justificaciones de Bosch para abandonar el PRD y darle aire fresco al autoritarismo balaguerista.

Estamos hablando del año de 1973 y específicamente cuando Bosch no sólo abandonó las filas perredeístas, sino el “Acuerdo de Santo Domingo”, un esfuerzo para el que tanto se empeño el héroe nacional, Luis Amiama Tió, quien para la época creó un partido antibalaguerista pronunciado ya contra la continuación de Balaguer en el poder. Ya había ocurrido el golpe de Estado del 25 septiembre de 1963; el autoexilio de Bosch en Benidorm, España, hacia donde se creó una especie de peregrinación política de la derecha y la izquierda dominicana.

Por allá pasó todo el liderazgo progresista del país, incluyendo al doctor Jottin Cury quien me contó sus impresiones sobre lo que habló con el líder perredeista de la época y que saldrán publicadas en mis memorias en su oportunidad.

Estamos hablando de los tiempos en que no había fricción en el PRD y que Bosch lo conducía como mejor quería, pero entonces vino la Tésis de la Dictadura con Apoyo Popular, y esa publicación se vio, y se ve todavía, como un esfuerzo consciente de Bosch para que se cumpliera su vaticinio de que Balaguer gobernaría “toda su vida”. Y después de la tesis citada vino “el palo de la Gata”. Pentagonismo Sustituto del Imperialismo”. “El pobre Peña Gómez sobrevivía políticamente la larga ausencia del líder y combatía las denuncias de la izquierda de que el líder perredeísta no volvería jamás al país. Fue cuando se produjo el acercamiento de Peña y Maximiliano Gómez, entonces Secretario General del Movimiento Popular Dominicano.

Se acercaba el regreso de Bosch y la esperanza de muchos que traería una “solución mágica” para “sacar a la derecha del poder”, pero su regreso lo que trajo fue su denuncia de “quitarle las garrapatas al buey blanco”, porque estaba succionándole la sangre.

Esto provocó una reflexión del columnista Juan José Ayuso en el sentido de que “Bosch cogía piedras para los mas chiquitos”. Pese a todas esas discusiones de la época matizadas por denuncias personales el frente progresista estaba unido. Especialmente alrededor del profesor Juan Bosch.

El esquema político solo cambió cuando Bosch, en el 1973, renunció de la presidencia del PRD y formó el Partido de la Liberación Dominicana que venía a cumplir, asi lo dijo, la obra de Juan Pablo Duarte. Ni mas ni menos.

El Frente Progresista como decíamos para entonces en reuniones de periodistas, se dividió definitivamente cuando en el gobierno de Jorge Blanco sufrió la poblada de 1984 y no supo darle respuesta adecuada a la crisis política subsiguiente. Salvador Jorge Blanco creyó que haciendo perder a Jacobo Majluta se congraciaba con

Balaguer, pero el remedido terminó siendo peor que la enfermedad.

Aún en el 1990 Peña Gómez por su lado y Jacobo Maluta por el suyo, ofrecieron apoyar la candidatura de Bosch, pero el viejo zorro político rechazó ese apoyo y, desde luego, Balaguer se impuso con un pírrico 33% de los votos.

Peña y Jacobo en esas elecciones sacaron entre los dos, yendo cada un por su lado, un 32 o 33 % lo que era suficiente para saca el líder reformista del poder. Pregunté a un gran jefe militar de entonces ¿qué podría ocurrir si la oposición ganaba las elecciones?. Me respondió que “no pasaría nada”, que gobernarían.

Debemos apuntar la posición de Secundino Gil Morales para que el PRD, ya inmerso en el Acuerdo de Santiago, no paticipara en las elecciones del 1974, pero ya en el 1976 fue el mismo Gil Morales quien proclamó que para el 1978 “Vamos como quiera”. Y así fue. Ganó el PRD esas elecciones y pese a unas cuantas truculencias de Balaguer, accedió a entregar el poder.

Balaguer recibía a don Antonio Guzmán en la transición, pero nunca salían fotos de sus visitas. Yo le dige a Guzmán en presencia de Gil Morales y otro periodista, que no era todavía presidente hasta que no saliera en la prensa una fotografía de Balaguer recibiéndolo.

Acordó sugerir la foto que salió en todos los periódicos y el pueblo entendió que ya el PRD había ganado las elecciones. El poder se asumió bajo el concepto de todas las fuerzas progresistas apoyando al nuevo gobierno que eliminaría los grupos dentro de las Fuerzas Armadas, eliminaría el exilio que aún existía así como la “prisión política”.

Ahora se ha acordado una alianza, lógica desde mi punto de vista, entre el PRD y el PLD para mantener al Lic. Danilo Medina en el poder hasta el 2020. Ese acuerdo sólo debe ser hasta ese año y debe instrumentar el fortalecimiento y reintegrar las fuerzas políticas que representan lo que fue el gobierno de Bosch en el 1963; que hizo la Revolución de Abril y enfrentó la invasión militar norteamericana del 1965.

Así el buey quedará inmune a sus garrapatas y el país podría ser mejor.

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