Eufemismo del derecho de los derechos

En los últimos años toma fuerza el estudio del “eufemismo como fenómeno social”, referido al acto del habla cuyo signifi cado no dependerá de la propia palabra sino del sentido que hablantes y oyentes quieran dar en un determinado contexto. Se sustituyen voces socialmente ofensivas o inaceptables por otras “más elegantes y políticamente correctas”. Pedro Chamizo Domínguez, fi lósofo español, apunta al uso de eufemismos como un modo de “manipular objetos ideológicamente”. Los eufemismos generan una transformación en la percepción de la realidad pero no en la realidad misma.

El mundo del Derecho no escapa a este fenómeno. Los derechos fundamentales son patrimonio de todos en razón de su vinculación directa con la dignidad y la libertad de la persona, condición indispensable para su desarrollo. Refi eren a relaciones o ámbitos vitales imprescindibles para asegurar el desarrollo en libertad de la persona, lo que plantea desafíos al legislador y a los órganos encargados de su promoción y protección.

La potestad de optimización de los derechos la recibe el legislador del constituyente y las normas que reconocen y protegen derechos fundamentales parecen hoy caracterizadas por cierta oscuridad, ambigu¨edad e imprecisión que debilita su efi cacia. La tarea del legislador resulta hoy más difícil ya que debe identifi car, armonizar, integrar y ordenar principios que se encuentran incorporados en la Constitución y que no pueden ser obviados al momento de aprobar, implementar o aplicar una ley.

Como ejemplo, el anteproyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva viene a incorporarse en la dinámica del eufemismo del derecho de los derechos con ese pretendido esfuerzo de traducir en norma elementos a los que otorga nomenclatura de derechos o bienes jurídicos, que enmarcan su contenido en una califi - cación de oscuridad, ambigu¨edad e impresión de riesgo evidente.

El esfuerzo del redactor del anteproyecto, al tratar de identifi car el contenido esencial o más bien un contenido posible de un pretendido derecho fundamental, cae en el impulso de alegar y forzar el criterio de que ciertos bienes constitucionales son necesidades, hasta abusar de esa idea que eufemísticamente pretende denominar derecho, y en otros casos al tratar de incorporarlos como parte esencial del contenido de otros derechos, hasta el punto de desfi gurarlos. El tema refl eja convicciones y “valores” con los que se desea orientar la acción pública, estrategia para avanzar en intereses de grupos utilizando la vía legislativa para convertir al Estado en el deudor de esas políticas. Convertir convicciones personales y grupales en principios y traducirlos en contenido de pretendidos derechos, es una estrategia articulada para impulsar políticas públicas hacia aspectos específi cos que se orientan hacia una manipulación política y económica de los que hacen las leyes y diseñan esas políticas. Con este anteproyecto de ley, la clase política representada en el Congreso Nacional tiene una responsabilidad exigible por la sociedad que le observa atenta y preocupada por la manera como use esa representación para atentar contra sus valores familiares y culturales.

Tags relacionados