Tiempo para el alma

“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”. Sal. 119. 9.
La Biblia está llena de enseñanzas. Nos muestra cómo andar en la luz, qué hacer para alcanzar la paz y vivir en armonía. Nos advierte sobre las consecuencias de nuestros actos, los beneficios del bien obrar y los frutos del mal hacer. Pero preferimos probar gozando nuestra libertad a nuestro modo. La vida, sin embargo, nos demuestra la irrefutable enseñanza de La Palabra.
El bien como el mal que hacemos, se nos devuelve. Al menos, gran bendición es que al final digamos como el salmista: “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra” (Sal. 119. 25). Pero ¿por qué desviarnos para llegar a nuestra meta de felicidad y paz? Mejor es hacer trazar línea recta entre nuestra vida y Jesús.