EL BULEVAR DE LA VIDA
La partidocracia reinante: El germen de su destrucción

“Fue una torpeza pretender vivir distante de tu vida....” Torpeza. Antonio Perdomo
Ambición, impunidad y torpeza
Todo partido lleva en sí mismo el germen de su destrucción. Muerto el Dr. Balaguer, el germen de la destrucción del PRSC ha sido la ambición, su incapacidad para permanecer fuera de las mieles del erario. Por lo visto y lo que estamos viendo -en muy “querido” estilo-, la perdición del PLD será la altanera arrogancia, la insolente exhibición de sus vergüenzas, la doliente impunidad de sus impunes, la “democratización” de lo mal hecho. En el caso del PRD, el otrora partido de la esperanza nacional, resume hoy todas las anteriores perdiciones mas una en la que -muerto el gigante José Francisco Peña Gómez- supera con creces a todos los demás: su torpeza infinita. Hablo de una torpeza en la que ni la “izquierda” dominicana, (con unas mayúsculas más grandes que tu olvido) logra superarle, ¡y eso es decir!
El ungido en su mejor momento Con la firma que formaliza la alianza entre PRD y PLD, se inicia el indetenible proceso de desaparición del partido blanco, que poco a poco se irá diluyendo entre el propio PLD y su alter ego opositor PRM, que deberá ahora cuidarse de no repetir los errores de su partido de origen.
El PRM, el gran ganador de la desaparición del PRD, tiene ante sí la mayor oportunidad de su corta existencia. Ante la formalización y presentación en sociedad de las alianzas del PRD -y próximamente del PRSC- con el PLD, toda la oposición pasa a concentrarse en esa organización. En ese escenario posible, ese partido tiene ante sí la tarea impostergable de enamorar a los votantes, de venderle y que el votante le compre una esperanza.
Luis Abinader ha sido ungido por poderosos sectores para ser, como es ya, el jefe de la oposición. Solo el tiempo dirá si el hijo del Dr. Abinader estará a la altura de las circunstancias y sobre todo de la oportunidad que le han brindado. Su victoria 80 a 20 contra Hipólito Mejía no fue asunto de simples demoscópicas matemáticas, sino de certera ingeniería política, oiga usted, que uno es pendejo con Club y todo, pero sin excesos.
¿Y al PRM? A uno lo perdió la ambición, a otro le perderán la arrogancia y la impunidad, y al tercero lo ha derrotado su torpezaÖ mas todas las anteriores. ¿Y al PRM? Al PRM y específicamente a su candidato Luis Abinader sólo una cosa puede perderlo: el generar simpatía pero con indiferencia, el provocar atención pero sin apego; ser incapaz de cumplir con la función primera de todo candidato: ilusionar, vender sueños y lograr que el votante los compre, generar pasiones, eso. Salvo factores especiales que estarán ausentes en la contienda de 2016, (-el sindicato de los ricos está dividido y la Embajada no tiene preferido-) el elemento fundamental del éxito o el fracaso de Luis en 2016 será el donjuanismo político, enamorar a los votantes e impedir que estos tengan razones para cantar “Uno”, de Santos Discépolo, ay, “Ö si yo tuviera el corazón, (el corazón que di) si yo pudiera como ayer (como en 1962/ 1978/ 1996) querer sin presentir”. Y es que, clientelismo aparte, en la lucha electoral -como en el amor- no se gana con argumentos sino con sentimientos. También en las elecciones puede más el corazón que el cerebro. (Si no lo sabremos nosotros, amor).