EL CORRER DE LOS DÍAS

Arrom y Bartolomé Lorenzo

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Marcio Veloz MaggioloSanto Domingo

(2 de 2) En el relato del Padre Acosta al que nos referimos anteriormente, enviado al Vaticano entre otros papeles, se hace referencia al padre del personaje diciendo que él mismo era comerciante portugués, y por lo tanto esta es la vía por la cual Bartolomé viene a dar con sus primeras experiencias en la isla de Santo Domingo, en el último cuarto del siglo XVI, y ya en 1572, llegará a Lima, Perú, donde, según el padre Acosta, conoce al personaje cuya historia relata. Vamos a referirnos ahora a lo que son las experiencias de Bartolomé Lorenzo en la isla de Santo Domingo y luego en Jamaica, su última escala antillana. En llegando a la isla Española, y recalando en las costas de Montecristi, el personaje habrá de viajar por su interior y llegará a La Yaguana. En el occidente de la isla y en este lugar bien conocido. El trayecto a la isla de Santo Domingo fue marcado por marejadas que casi hunden al buque, llegando el agua hasta sus rodillas. Al llegar a Montecristi fue hecho prisionero junto a varios de sus compañeros por los piratas de tres buques franceses. Antes de este viaje el buque pasó por Cabo Verde, donde fueron comprados negros que serían canjeados como esclavos en las Antillas. En esa etapa del viaje, que se convierte a veces en simbólico, percibe la presencia de una mujer que lo protege como si fuese una visión que desaparece luego. Arrom, al interpretar lo que era la llamada “peregrinación”, considera que la obra está llena de aventuras que se enfocan hacia su sentimiento católico, logrando la interpretación de la mística conducta del personaje. Llegado a Montecristi, donde su padre le habría ordenado quedarse para las acciones del intercambio de objetos europeos por cueros, viaja hacia el interior, a la urbe de La Vega Real, luego de haber malpasado aventuras con los piratas “luteranos” franceses al saberlo portugués y católico. En la Vega enfermaría de “calenturas”.

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