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Danilo, SeNaSa, CNSS y la salud

La entrega, el pasado martes, de la remodelación del Hospital Docente Darío Contreras por el presidente Danilo Medina refuerza el sentido de esperanza y señala carriles auspiciadores al tránsito de futuras ejecutorias y resultados en la salud. Al igual que nosotros hace unos años, el presidente Danilo Medina quedó impactado ante las deplorables condiciones, carencia de asepsia y descuido extremo en que operaba aquel “hospital”. Hace unos años un relacionado fue ingresado allí y lo visité. Lo que atestigüé me definió la realidad del aquelarre: una humillación inenarrable fue sufrida por mi indomable dominicanidad. En los pasillos se acumulaban decenas de pacientes heridos; sobre camillas maltrechas y sin sábanas, sobre el hule. Sólo dolor y sufrimiento vi en los rostros. En los cuerpos, agonía y desesperación. En las salas, quejumbre dolorosa. No quería escucharlas, por hirientes. Tampoco recibir aquella hediondez peor que un manicomio. Pensé Dante, estoy pisando el inframundo: antro de cadáveres en construcción. Corrí, con mi calidad humana y ciudadana embestidas. Lo referí a un amigo, gran periodista por demás. No hay dignidad en funcionarios que no elevan la dignidad de los servicios públicos, le dije. La dignidad sólo expresa y entiende dignidad. No es digno quien desde el poder y sus funciones no aporta dignidad a su pueblo. Lo repetí en la TV. De aquí que hoy, ante mí, el presidente Danilo signifique dignidad. Y que por eso lo admire. “Caer”, en mayo del 2013, al “hospital” que entonces era el Darío Contreras en una visita sorpresa para salir asqueado, con su dominicanidad herida, con su calidad de mandatario retada, le hizo disponer de inmediato el cierre del hospital y su remodelación. ¡Gracias a Dios que él podía! El efecto: una inversión de 38 millones de dólares que a la tasa de hoy supera los mil setecientos millones de pesos. En solitario, no es un híper aporte al gasto público en salud. Sí al sumarlo a los más de RD$1,000 millones que el año pasado transfirió para el saneamiento económico de SeNaSa. Entonces esa institución bordeaba una crisis financiera derivada de echarse encima los costos del Régimen Subsidiado del Seguro Familiar de Salud, lo que impactó seriamente su siniestralidad. La inversión realizada por el Presidente es un aporte de primer orden a la dignidad sensible de los dominicanos pobres, pues les amparará en los momentos trágicos que los accidentes, ataques, asaltos y riñas puedan imponerles como experiencia, queriéndolos romper. De aquí el valor de este aporte. Y la importancia de que haya reclamado este centro de salud para los pobres y para siempre. En él dejó enhiesta la bandera del humanismo solidario y de la dignidad. ¡Un hospital de lujo para los pobres! Sí, ¡para los pobres!, para “la sal de la tierra” algo tenía que ser reclamado alguna vez. ¡Qué orgullo tener un Presidente así! Ojalá podamos seguir teniéndolo. Si no, ¡qué esperanzador tener otro igual! Porque quienes desde la peor de las pobrezas ascendieron la hiedra de la vida obviando lacras sociales y podredumbres, pueden recordar lo sufrido allí por amigos y familiares. Hoy reciben una luz que tintinea, lejana, señalando la posibilidad de un tiempo mejor. Carecer de servicios de salud dignos acuchilla la dignidad de los pobres en los momentos trágicos. La peor desgracia que se puede sufrir. Hoy escribo estas líneas sin esperar que quienes no vivieron lo que viví allí, lo que allí vi como lo vio el presidente Medina en mayo del 2013, comprendan el significado emotivo que la remodelación de un hospital, una inversión que es milésima frente al presupuesto, significa para cientos de miles de dominicanos. Según las estadísticas, la violencia y los accidentes de todo tipo los pueden alcanzar, para extirpar sus existencias. Ahora resta atender el mandato claro de la autoridad del gobierno. Por fin estableció que el derecho a la salud no emana de ninguna ARS, está consagrado en la Constitución. Procede, pues, que las ARS eliminen los “requisitos de calidad” que dificultan que los hospitales reciban los fondos dispersados a su favor por el SDSS, como reclamaron médicos en junio del 2014. Nadie puede crear “normas” para intermediar los derechos fundamentales que a los ciudadanos otorga la Constitución. Y el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) debe excluir a SeNaSa del deber de mantener Reservas Técnicas por un año en el Régimen Subsidiado. Hoy suman más de RD$1,746 millones, represados. La porción que corresponde al Régimen Subsidiado debe pasar a Salud Pública, para mejorar los servicios de salud, mejor pagar a médicos y paramédicos. Liberar a SeNaSa de eufemismos financieros incrementará la inversión pública en salud. Total, el gobierno es el garante. Pero sin dignidad y amor hacia los desafortunados latiendo en médicos, personal paramédico y administrativo del SDSS, el Ministerio de Salud Pública y en los hospitales no tendremos mayor calidad en los servicios públicos de salud. Sentimientos como los que laten en el mandatario. Sin ellos nada mejorará en parte, especialmente en Salud y Educación.

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