No es el presidente Danilo Medina, es el pueblo
La posibilidad de un referéndum para permitir la reelección al presidente Danilo Medina, ha despertado en la sociedad dominicana una y mil opiniones devenidas de diversos sectores de la vida nacional. Por las ventajas que ofrece el libre juego de ideas en un régimen democrático como el que por fortuna goza el Estado dominicano, es lógico y natural que este tema genere reacciones adversas y coincidentes. En esta reflexión no pretendo analizar cuántas leyes sería necesario reformar o revisar, para hacer realidad lo que de una simple inclinación sectorial pasó a convertirse en un clamor con gran apoyo popular. Prefiero ceder ese ámbito de discusión a los expertos en materia de Derecho Constitucional. Más bien, quiero orientar mis planteamientos sobre el debate de la reelección presidencial, en las motivaciones que tienen cientos de miles de personas para pedir a gritos y en distintos escenarios que Danilo Medina repita como Presidente Constitucional. Hablo aquí de la obra de gobierno que viene realizando Danilo Medina, desde el primer momento de su juramentación como Presidente, y que representa, a su vez, la razón de ser de ese clamor reeleccionista que se expande con el pasar de los días. Aunque el debate en cuestión no es nada nuevo en este país, porque ha sido puesto en palestra pública por anteriores presidentes, en esta ocasión el tema cobra una significación especial. ¿Por qué? A diferencia de épocas pasadas, no es el presidente Danilo Medina quien está gestando ocupar nuevamente la tutela del Estado dominicano. No es el primer mandatario quien se promueve a sí mismo como el redentor del pueblo dominicano, como pretexto para legitimar una aspiración presidencial consecutiva. Tampoco es el presidente Medina quien, en detrimento de sus ocupaciones de hombre de Estado, abandona sus obligaciones para sustentar una campaña mediática dirigida a justificar su reelección. No. Quien promueve esta posibilidad es un pueblo que habla, a través de distintas mediciones con rigor científico, de la obra de gobierno de un Presidente que ha sabido interpretar el sentir de sus gobernados, sobre todo de aquellos que nadie se detiene a escuchar de sus aspiraciones a un mejor estilo de vida, pero igual de sus frustraciones por saberse excluidos y utilizados. Danilo Medina no ha apelado, en modo alguno, a su poder político ni gubernamental para instigar un proceso de reforma a la Carta Magna que encaje perfectamente a las condiciones para reelegirse como candidato presidencial por el oficialista PLD. No se le puede tampoco endilgar al presidente Medina aprovechar como ventaja relativa su posición de gobernante para cristalizar esos planes. El presidente Medina no ha hecho promesas sobre aspectos que no estén contenidos en su plan de gobierno. Y a pesar de todo, aunque sea para algunos una actitud incomprensible, es el propio Danilo Medina quien se niega a que la Constitución sea modificada, sólo para incluir las especificaciones legales que hasta el momento le impiden reelegirse. Danilo Medina ha despertado en la población una esperanza colectiva y de fe en el porvenir de nuestra Patria. Su obra de gobierno ha encendido el ánimo de creer que, aunque faltan muchas cosas por hacer, existe una firme voluntad y una intención real de encaminar a este pueblo hacia una mejor dirección. Con su trato afable, humilde y sincero, Danilo ha dejado claro, en el terreno eminentemente práctico, que el oficio de Presidente debe ser compatible con las expectativas que suscitan en la población las promesas de cambio. Mas no así con la soberbia y el alejamiento deliberado de las clases eternamente olvidadas. Definitivamente, el presidente Danilo Medina ha creado un antes y un después en el manejo de las cosas de Estado. Con su estilo singular, ha sentado, sin lugar a dudas, un importante precedente que dejará ver sus frutos a futuro. Su firme e invariable voluntad de hacerlo bien ha renovado la visión convencional de lo que se asume como un líder, y ha despertado el deseo del pueblo de que su trabajo, en pro de la gente y para la gente, continúe más allá de cuatro años. No se equivocó el poeta Antonio Machado cuando dijo “caminante son tus huellas el camino y nada más; caminante no hay camino, se hace camino al andar.” Las extraordinarias cualidades humanas puestas al servicio del pueblo han colocado al presidente Danilo Medina a la altura de estos versos infalibles.