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REFLEXIÓN DEL ALMA

Leyes dañinas deben erradicarse

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Leonor Porcella De BreaSanto Domingo

¡Los países soberanos no conceden entrada a su tierra fácilmente, porque como es natural tienen un status personal legalmente irrevocable! Dicha situación solamente varía cuando el visitante presenta su pasaporte y demás documentos de viaje en perfecto orden, siempre bajo las exigencias del país visitado. Es una lástima que existan leyes que tienden a llenar cualquier nación de extranjeros, la República Dominicana es la mejor muestra; consecuentemente se está pasando por momentos cada día más difíciles.

El resultado es la gravedad analizada por diversos especialistas, con la descomunal y desconcertante migración de haitianos en nuestra tierra.

Ninguna nación del mundo acepta una migración descontrolada de ningún país vecino, aunque el nuestro sobrecargado soporta el perjuicio de esa inmensa miseria, mientras la dominicana muere de hambre. Esta es nuestra Patria que tenemos que defender sobre cualquier otra nación, debemos cuidarla; nos llegan por la frontera grandes grupos de haitianos indocumentados y sólo deportan algunos. La República de Haití es considerada como nación (fallida) de cultura limitadísima.

La triste realidad es que nuestra tierra no tiene capacidad económica para sostener a millones de ellos, situación callada hasta ahora, cuando el dominicano realmente ha variado por mortificación generalizada ya perceptible. En la prensa nacional del presente leemos quejas de diversas personas, y lo peor, vemos por televisión que muchísima gente pobre, comienza a desesperarse por la abrumadora presencia de haitianos en nuestro país; de hecho, vemos grupos de ellos en aceras de la avenida vendiendo en tiendas, y por las calles provocando desastres.

Esos vecinos andan por doquier, muchos andrajosos, buscan pleitos al dominicano tranquilo; una migración problemática en todo sentido que debe ser controlada de verdad. El Gobierno dominicano necesita intervenir con insistencia lo antes posible, para evitar una enorme desgracia, por la desesperación dominicana incrementándose.

¡Es evidente que tenemos una nueva invasión indeseada de haitianos en nuestra nación! El dominicano piensa que esta avalancha se deba a un reglamento quizás del presidente Medina, quien a pesar de haber realizado un excelente gobierno, y por ser muy querido por la ciudadanía, el país comienza a quejarse de la ley promulgada: 169- 14 concediendo nuestra nacionalidad a hijos de haitianos ilegales; además incluye el desafortunado decreto 327 del 17-01-14 más difícil para nuestra realidad, ahora trae la prohibición de expulsar cantidades de haitianos ilegales de nuestra amada tierra. ¿Qué pasará en la República Dominicana, si no derogan leyes y decretos malsanos, seguirán dañando nuestro país, y deforestando la frontera? Sólo un pequeño grupo de haitianos trabaja en construcción, miles deambulan por las calles, otros pedigu¨enos entran y salen a su antojo.

Sin dudas que dominicanos de todas las clases sociales estamos intranquilos con la llegada diaria de cientos de haitianos insostenibles, muchos delincuentes que nuestra nación comienza a recriminar. ¡Estamos llenos de ellos! Sería valiosísimo que países quejándose algo del nuestro, acepten la realidad, que no estamos preparados para recibir millones de vecinos por nuestra enorme pobreza; desde que el dominicano hace algo fuera de lo esperado, algunos países se quejan; creemos que su problema estriba en no desear que les toquen esos personajes a ellos. Respetemos el pensamiento de Juan Pablo Duarte, que engrandeció nuestra Patria, liberándonos de Haití y construyendo la República Dominicana, igual que la soberanía de nuestra amada tierra. Debemos de recordar a Los Trinitarios, especialmente en estos momentos tan difíciles para nuestra nación, con el inmedible problema haitiano.

Que Dios bendiga a Duarte, conservándolo siempre a su lado, para que ambos desde el cielo inspiren a todo dominicano a elaborar una mejor nación para la felicidad de la República Dominicana.

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