Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Cuidando a Danilo

La reelección es una posibilidad que muchos dudamos, aunque luce evidente que Danilo Medina tiene la intención de buscar un nuevo cuatrienio. Le avalan sus altas cuotas de popularidad y que su presencia en la boleta peledeísta prácticamente asegura el triunfo en primera vuelta.Vale recordar, aunque resulte una obviedad, que primero hay que reformar la Constitución. Y en este tramo, despejar los obstáculos del camino es mucho más importante que la meta. Es por ello que aliados tradicionales sugieren que la vía más expedita es a través del referéndum. El presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, planteó la necesidad de seguir una especie de hoja de ruta muy intrincada: Primero, habría que aprobar la ley orgánica de referéndum; después, sancionar la ley de convocatoria a la Asamblea Revisora; luego, modificar la Constitución; más adelante, someter la ley de convocatoria a un referéndum aprobatorio de la reforma, y finalmente, modificar la ley de presupuesto para dotar a la JCE de los recursos necesarios para organizar el referéndum con las implicaciones de casi unas elecciones nacionales. Cinco leyes, tres de ellas calificadas que exigen la sanción de dos terceras partes del Congreso. Hay quienes interpretan la observación de Rosario como una injerencia en un proceso fuera de su jurisdicción, pero no es así... Porque el artículo 272 de la Constitución establece que cuando la reforma constitucional versa “sobre derechos, garantías fundamentales y deberes” (Ö) “requerirá de la ratificación de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas con derecho electoral en referendo aprobatorio convocado al efecto por la Junta Central Electoral, una vez votada y aprobada por la Asamblea Nacional Revisora”. Consecuentemente, es a la JCE que preside Rosario a quien correspondería la organización de ese referéndum y por vía de consecuencia el tema cae dentro de su jurisdicción. Otros plantean que el referéndum no sería necesario para llevar a cabo esta reforma, en el entendido de que “la reelección es una herramienta de la democracia, no un derecho fundamental”, como señalara el vicepresidente ejecutivo de la Finjus, Servio Tulio Castaños. El problema es que en todo caso estamos ante un tema de interpretación constitucional. Un camino que conduce indefectiblemente al Tribunal Constitucional. Un espacio de difícil control político. Por tanto, y al margen del aspecto Constitucional, lo que no deben perder de vista los reeleccionistas es la forma políticamente inteligente de manejar el tema. Y la única forma inteligente que tendría el presidente Medina para pasar una reforma constitucional sin dañar su imagen, dilapidar capital político y colocarse en una posición cuestionable de cara a la historia, es utilizando la figura del referéndum para que sea la población, el soberano, quien diga si desea darle la oportunidad de gobernar otros cuatro años. Al parecer los círculos que promueven la reelección mantienen el criterio de que las encuestas que muestran la alta tasa de aprobación de Danilo son suficientes para justificar un proyecto de reforma constitucional que lo habilite como candidato para las elecciones del ‘16, y cándidamente resumen un asunto tan serio con estos argumentos tan simples: “Sólo hay que modificar un artículo de la Constitución... Eso se puede hacer en un par de semanas... La reelección es un clamor popular”. Aunque tales premisas pudieran ser ciertas, no se validan con encuestas sino con el voto popular. Cualquier otro camino divide, genera tensiones y debilita las instituciones. Porque, a pesar de lo que digan, la reelección no saldría gratis. Ninguna lo ha sidoÖ Y este caso no sería excepcional. En cambio, costaría mucho; no sólo capital políticoÖ también dinero contante y sonante. El PLD no tiene los votos para modificar la Constitución, y no todos los peledeístas comulgan con ese propósito. De hecho, hay radicales del leonelismo que proclaman que aunque su líder se lo ordene, no votarían para modificar la Constitución. Y aún en el caso de que Danilo y Leonel se pongan de acuerdo e impongan la disciplina partidaria a todos sus congresistas, habría que agenciarse el voto de por lo menos 22 opositores a quienes “habría que satisfacer”. A los legisladores peledeístas lo menos que tendrían que ofrecerles sería un cambio de “reelección por reelección”, con un bono para pago de gastos de campaña. Y a los opositores habría que darles “millones de razones” para levantar las manosÖ Justo lo que hizo Hipólito en 2002. El 25 de agosto pasado, a raíz de la rueda de prensa que el Presidente ofreció a los periodistas que cubren el Palacio Nacional, donde por primera vez dejó abierta la posibilidad de la reelección, escribí para este LISTÍN un artículo titulado: “¿Reelección? Ö ¡Eso no va!”. Entre otras razones señalaba que Danilo Medina no se presentaría a la reelección porque, y cito: “A diferencia de otros, Danilo es un hombre correcto y un político serio, incapaz de promover, propiciar o impulsar una modificación constitucional para lucrarse de ella”. Parece que me equivoqué al establecer que “Danilo Medina no buscaría la reelección”Ö Pero aún creo, sin embargo, que no erré al ponderar sus virtudes ciudadanas y democráticas, y ojalá que quienes promueven la reelección piensen primero en la figura histórica del Presidente. Y aunque los oportunistas siempre abundan, es importante destacar que gente como Peralta, Gonzalo y algunos más están en la reelección por convicción y lealtad, y no movidos por el interés de reelegirse ellos en cargos que no necesitan. Por tanto, son precisamente ellos los responsables de cuidar a Danilo y velar por su figura histórica... Al menos, guardando las apariencias.

Tags relacionados