No es solo la Constitución
A propósito de los pedidos de reelección a Danilo Medina, algunos dicen que el actual Presidente de la República no se repostularía, pues “es un hombre serio”. Los que así piensan olvidan que la misma Constitución da las pautas para que esta pueda ser modificada, con lo que implícitamente los constituyentes dejan dicho que modificar cualquier artículo de la Constitución no es nada pecaminoso ni inmoral, ni mide la seriedad de quien lo estimule.Aunque históricamente en estos países la reelección ha servido para debilitar las instituciones republicanas, en la medida en que el país ha avanzado hacia formas democráticas de ejercicio del poder, se ha estado debatiendo cuál es el modelo que más nos conviene como nación. Parece claro que el más recomendable sería el sistema norteamericano de una primera elección de cuatro años y la opción de presentarse para un período inmediato similar. El que pueda seguir dependerá de los votantes. Como recordaremos, aquí aprobamos esa modalidad, que permitió a Leonel Fernández estar 8 años consecutivos en el Palacio Nacional. Pero antes de terminar su tercer mandato, no seguido, se retomó el camino de la no reelección consecutiva, que es, de hecho, el de la re-postulación indefinida. Creo que en este momento hay que resaltar, que como nunca antes la reelección tiene una amplia aceptación de la mayoría de los potenciales votantes, según todas las encuestas publicadas. Estoy seguro que si Danilo Medina no modifica la actual Constitución para volver al modelo norteamericano, el próximo Presidente, no importa cuál sea, lo hará. Aquí debemos resaltar que la relativa inestabilidad institucional de países como los nuestros no se limita al tema de modificaciones de la Constitución, principalmente en lo relativo a la elección del Presidente de la República. Es algo profundamente arraigado en nuestra cultura política. Es parte de nuestra genética como nación. Bastaría recordar, por ejemplo, que en un momento separamos las elecciones presidenciales de las municipales y congresuales para supuestamente evitar el arrastre de los elegidos en esas instancias por parte de la figura presidencial. A los pocos años volvimos al viejo sistema.Igualmente en un momento modificamos el tema de los días feriados, de poder mover algunos de esos días para juntarlos con el asueto de los fines de semana y así obtener los beneficios de ese cambio en varios órdenes. Hace poco volvimos al viejo sistema sin el convencimiento de que estemos haciendo lo mejor. Cuando la ola privatizadora iniciada por Margaret Thatcher en Europa y Ronald Reagan en USA aquí privatizamos las empresas estatales, ingenios azucareros, Corporación Eléctrica, y una parte importante de la Seguridad Social. Pocos años después volvimos atrás.Con el actual modelo los expresidentes de la República seguirán activos hasta que dejen de respirar. Parece que de nuevo tendremos la genética en acción.