Lo de Quirino con Leonel

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Silvio Herasme PeñaSanto Domingo

Dolor, pena, extrañeza, asombro y furor causa a todos la denuncia del narcotraficante condenado, Quirino Ernesto Paulino Castillo, contra el expresidente Leonel Fernández, discípulo de Bosch y garantista del sistema democrático del país. Dolor porque eso causa todo lo que ocurre y nos aflije; pena como consecuencia de la aflicción, extrañeza porque es un hecho inédito que no se esperaba y furor porque excita los bajos sentimientos de algunas personas. En mi caso siento una gran tristeza como cuando un hombre abusador comete un hecho sin sentido. Preguntarse para sí, si la denuncia es cierta, si no lo es o se trata de una acción encubierta, como siempre se ha hecho, para delustrar a un líder o a una personalidad decisiva en un momento dado en una sociedad cualquiera. Es cierta la denuncia? Y por qué se produce en este momento cuando se está definiendo el futuro inmediato del Partido la Liberación Dominicana con miras a las elecciones del año próximo. Es obvio que Quirino desea perjudicar a nombre de sí mismo, o como “tonto útil” de un interés político escondido dispuesto a cruzarse en posible retorno a la presidencia de Leonel Fernández. Si Leonel quiere volver a la presidencia y Quirino desea retornar a su país se supone que el extraficante busque aproximarse a quien define como su examigo, arreglar lo suyo y retornar a Elías Piña, pero sin pista de aviación. Euclides Gutiérrez, el único dominicano que se ha hecho rico escribiendo libros, opina y sentencia que el interés político de los Estados Unidos se opone al regreso de Leonel al poderÖ¿Por qué?. Lo único que Leonel hizo en el plano internacional que sería del interés de los Estados Unidos fue aliviar la crisis diplomática entre Colombia, Venezuela y Ecuador como consecuencia del hecho de guerra del gobierno de Álvaro Uribe que le costó la vida al segundo hombre de la guerrilla de las FARC, Raúl Reyes, el 1ro. de marzo del 2008. Ese esfuerzo no le valió críticas sino reconocimientos del gobierno de George Bush en aquel momento. ¿De dónde, entonces, saca el inefable Euclides la versión de que lo dicho por Quirino obedece a un plan de Estados Unidos para cerrarle el retorno al poder del expresidenteÖ Al menos hasta que se haga obvio ese juicio de Euclides carece de sustento. Es cierto que “algo” busca Quirino cuando se decide a destapar un escándalo de estas magnitudesÖ¿pero qué?. Quirino más que nadie sabe, o debe saber, que el dinero del narco no tiene dueño definitivo que si usted lo tiene y lo usa ¡felicidades!. Sabe que no se puede aparecer en la puerta de nadie a solicitar el saldo de una vieja cuenta de drogas. En la filosofía del narco, por lo que he visto en el cine y he leído especialmente cuando fui embajador en Colombia, hasta los militares cuando hallan caleta (depósito de diero armas o alimentos) de subversivos no siempre entregan el dinero al Estado sino que se lo reparten. Venir a reclamarle a Leonel unos 200 millones de pesos más bien suena como “un cuento chino”Ösi hubiese sido cierto, en todo caso sería un peaje por no ser molestado durante el tiempo anterior. Eso no se puede cobrar en tiempo posterior. Por tanto el show de Quirino puede hacerle daño a Leonel si la acción responde a un triste y mal concebido libreto en una vieja maquinilla Underwood, pero no más, a menos que el mismo Leonel se autoinculpe, o sea, mal defendido como lo ha hecho, por ejemplo, el inveterado Euclides Gutiérrez. Al expresidente nadie puede asociarlo a tratativas tan deleznables. El es, o debe ser, un hombre chapado a lo Juan Bosch y un tanto Joaquín Balaguer. Y esos dos personajes, quiéralo usted o no, responden a la más exquisita exigencia de honor en nuestro país. Leonel debe ser así.

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