COGIÉNDOLO SUAVE
Marido dizque dominado
En los años finales de la década del sesenta sus amigos dedicábamos tiempo de nuestras conversaciones para criticar su condición de marioneta de su esposa.
--Eso es lo que se llama un hombre poquito- decía alguno, con una mueca despreciativa en el rostro.
--Y lo peor es que su mujer, que actúa como un machazo, nunca usa pantalones, siempre la veo andando con falda- añadía otro, acompañando la frase con una sonrisa burlona.
Recuerdo que una noche en que acordamos ir al cine, cuando fui a buscarlo a su casa, la esposa me dijo que como él no le había informado aquella salida, tenía que quedarse en su casa.
El hombre se mudó a un sector de las afueras de la ciudad, por lo que dejamos de vernos durante varios meses.
Y una noche en que coincidimos en la fiesta hogareña de cumpleaños de un amigo común, y ya con unos tragos de whiskie circulando por su torrente sanguíneo, el presunto mijijito me indicó que hiciéramos un aparte.
Noté que lo hizo en momentos en que su cónyuge se encontraba a prudente distancia, por lo que adiviné que me trataría algún tema delicado.
--Sé que eres de aquellos que creen que soy un mequetrefe a quien su mujer domina, pero eres el único a quien le voy a revelar un secreto, y tiene que ver con las ventajas que para un hombre casado se derivan de actuar como dominado por su compañera- me dijo cuando estuvimos situados lejos de los oídos de los presentes.
Y seguido añadió: mi esposa y yo compartimos gastos, y ella es quien administra el dinero, lo que la lleva a pagar los servicios de agua, basura y luz; también va al supermercado, algo que no me gusta hacer, y cuando la acompaño, mientras ella recorre los pasillos y revisa los estantes, yo vistilleo a las clientas.
--¿Qué gano con hacerme el pendejito sin carácter? - Se preguntó- Pues conseguir que esté más que convencida de que no me atrevería siquiera a piropear, y menos a cortejar otra falda por miedo a ella: De ahí que los romances que he tenido en la calle, que han sido varios, si alguien le fuera con el chisme, no lo creería y se le reiría en su cara.
Dándome una palmada afectuosa en la espalda, concluyó su exposición caminando lentamente hacia el grupo de invitados.
--Que sigan mis amigos privando en machazos dominadores de sus compañeras, aunque eso signifique sufrir los chequeos de sus celulares, y la vigilancia cuando hablan por el teléfono de la casa, partida de esclavos disfrazados de caciques.